fútbol | LIGA EUROPA

El Betis se da una alegría

El equipo de Calderón olvidó su depresión liguera y en su mejor partido del año derrotó al Rubin y a los elementos en la gélida Kazán

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Nada que ver la imagen alegre, desenvuelta y triunfal del ‘Eurobetis’, que celebró en Kazán el pase a octavos en la segunda competición continental, con esa depresión que sufre en la Liga española en un agonizante deambular hacia el ‘infierno’. El equipo de Calderón jugó con enorme ambición y soltura, sin ese agarrotamiento que le atenaza en el torneo de la regularidad. Ganó todos los balones divididos, hizo olvidar a una decena de ausentes y salió vencedor en sus batallas contra el rival, el insoportable frío, con -10º de temperatura al comienzo, y el césped artificial.

Con Nono inmenso en el eje del centro del campo y Leo Baptistao muy móvil, versátil y desequilibrante por todo el frente de ataque, los verdiblancos le comieron claramente el terreno a un Rubin que quiso vivir de las rentas, de ese penalti regalado en el Benito Villamarín, y fue un adversario calamitoso. Apenas inscribió jugadores en esta competición, no le dio casi para poder hacer una convocatoria completa y acusó la lógica falta de ritmo por el parón invernal. Es un equipo vulgar, octavo en la ‘Premier’ rusa, a 16 puntos de Lokomotiv y Zenit, los grandes candidatos al título.

Tuvo enorme fortuna Nono en el primer gol, ya que se produjo al final del primer tiempo después de un lejano disparo que mejoró el portero Ryzhikov al desviarlo hacia su propia portería en un gesto extrañísimo, pero el Betis ya mereció adelantarse antes. Jordi Figueras lanzó al palo tras una jugada de estrategia y Cedric falló solo contra el guardameta. Atrás, la zaga andaluza sufrió menos que nunca en este curso.

Bilyaletdinov, el veterano técnico del Rubin, buscó sin éxito más profundidad por banda, velocidad y mordiente tras el descanso con la incorporación de Wakaso Mubarak, ese singular futbolista ghanés que combinó expulsiones y actuaciones brillantes en el Elche, Villarreal y Espanyol, y hace menos de dos meses sufrió la pérdida de su hijo de cuatro meses en Tamale por razones desconocidas. Entró poco en juego y su equipo sólo inquietó en una acción entre Mullin y Karadeniz, que abortó la espalda de un zaguero.

El Betis supo defenderse con orden, disfrutó del toque de balón y amenazó con varias llegadas hasta que cerró la eliminatoria con un gol magnífico. Leo Baptistao condujo bien y supo esperar hasta que Rubén Castro saliera del fuera de juego para asistirle. El grancanario definió con una vaselina sobre la tímida salida del portero. Le salió altísima y hubo incertidumbre hasta que cayó dentro del marco. El Betis vuelve enseguida a su cruda realidad local pero se dio una alegría en Kazán, la capital y ciudad más poblada de la República de Tartaristán, en la Federación Rusa, y fundada a orillas del Volga como una fortaleza para defender las fronteras septentrionales de los búlgaros. Muchos de sus habitantes, más de un millón, se preguntarán cómo es posible que el colista de la Liga alcance este gran nivel. Una cuestión que tiene que ver más con la mente que con la clase indiscutible de muchos de sus jugadores. Jugar otra competición supone una liberación para los béticos. Y más si asoma un derbi.