polémica tradición

Los caballos, entre el fuego de las Luminarias

En la víspera de San Antón, en el pueblo abulense de San Bartolomé de Pinares, caballos y jinetes atraviesan hogueras para ahuyentar cualquier enfermedad

ÁVILA Actualizado: Guardar
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Una especie de "niebla" ha cubierto la pequeña localidad abulense de San Bartolomé de Pinares, debido a la espesa capa de humo de la veintena de hogueras distribuidas por las empinadas calles de este pueblo que ha comenzado ha celebrar la festividad de San Antón.

Cientos de personas han asistido, un año más, a una tradición muy arraigada y cuyo origen se desconoce, aunque muchos la sitúan en torno al siglo XVIII, cuando existía la creencia de que el humo procedente de las hogueras contribuía a luchar contra las terribles epidemias que asolaban las cabañas ganaderas.

Por ello, junto a las " luminarias ", los verdaderos protagonistas de esta jornada festiva son los caballos, las yeguas y los burros que atraviesan las hogueras y resultan purificados por el humo que desprenden, como reza esta costumbre que cada año atrae a muchas personas hasta esta comarca próxima a Madrid. Quienes lo desconocen, se ven sorprendidos ante un ritual que sumerge a San Bartolomé de Pinares, una localidad de unos seiscientos habitantes, bajo un manto de humo que se observa desde varios kilómetros de distancia.

De esta manera, se sigue cumpliendo con aquella tradición según la cual el humo purificador de las hogueras ahuyentaba los malos espíritus, que a juicio de los pobladores de antaño causaban las graves epidemias que diezmaban las cabañas ganaderas. Durante toda la jornada, los vecinos de este pueblo han ido preparando a las puertas de sus casas las más de veinte hogueras, algunas de gran tamaño, por las que han pasado los equinos y junto a las cuales se han calentado los cientos de personas que no han querido perderse las " luminarias ".

Desde el pasado fin de semana han sido muchos los que se han acercado a los bosques para recoger las escobas, piornos y retamas con las que han conformado las hogueras. Por ellas han pasado más de un centenar de caballos, yeguas y burros, que han conformado la amplia comitiva formada a partir de las 21.00 horas, tras recibir la bendición del párroco desde su casa, situada en una de las calles principales, mientras se repartía entre el público las pastas y el vino típicos de la comarca.

Ya a lomos de sus monturas, los jinetes han pasado por cada "luminaria" tapándose el rostro con pañuelos, al igual que algunos asistentes, mientras los miembros de las peñas seguían arrojando escobas a las hogueras para que no perdieran su fuerza. A la vez han echado agua a las " luminarias " para conseguir que el humo protagonizara esta noche mágica, que ha tenido momentos de gran belleza estética, cuando los jinetes se han aproximado a las hogueras a modo de espectros entre la "niebla" y las llamas.

La principal novedad de este año ha sido el hecho de que, por primera vez desde 2001, el Ayuntamiento no ha tenido que encargarse de nombrar un mayordomo, ya que el madrileño Diego Abad, cuya familia está estrechamente vinculada a este pueblo, ha ejercido como tal, encabezando la comitiva. "Es una muy buena noticia para el pueblo", ha reconocido la alcaldesa, María Jesús Martín, quien ha comentado que el mayordomo se encarga del convite en las vísperas, en la bendición de los caballos y tras la misa de mañana, además de contratar la música del tambor y la gaita, entre otras funciones, como encabezar la comitiva con "la vara del Santo", acompañado por dos jurados.

Pero esta tradición también se vio envuelta en la polémica hace unos años, cuando la Asociación Nacional para la Protección y el Bienestar de los Animales (ANPBA) denunció que los equinos sufrían maltrato, al ser obligados a pasar por las hogueras. Por ello, nuevamente este año la ANPBA ha pedido al Ayuntamiento que se cumpla la "verdadera tradición", para que los caballos atraviesen el humo, no el fuego,y que publique un bando en el que recuerde la normativa vigente en Castilla y León respecto a la protección animal, realizando una "vigilancia" del festejo.

La regidora no ha querido entrar en polémica y se ha limitado a señalar que ha puesto en el Consistorio "el bando de siempre", con la normativa sobre la protección de los animales. Tras el desfile de los animales por las " luminarias " y cuando las hogueras quedan reducidas a brasas, los asistentes se concentran en torno a los rescoldos para asar la panceta, la morcilla y las chuletillas que les permitirán aguantar la larga noche.