Luis Merino (i) y Alfredo Irisarri, de Anfora Software. / Foto y vídeo: Óscar Chamorro
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Tecnología solidaria para cambiar el mundo

La ONG 'Anfora Software' crea una aplicación en Europa para favorecer la escolarización de niños en países en vías de desarrollo

MADRID Actualizado: Guardar
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Llegan a la entrevista con riguroso atuendo de traje y corbata pero, en realidad, su último uniforme estaba compuesto por camisetas y pantalones cómodos con los que moverse con soltura por los caminos sin asfaltar de Ocotal, un pequeño pueblo al norte de Nicaragua donde han probado sobre el terreno su gran apuesta, el 'Proyecto Purppeng', una aplicación pionera en el mundo que busca favorecer la escolarización de niños en países en vías de desarrollo. Todo un reto.

Detrás de esta idea se encuentran Luis Merino y Alfredo Irisarri, fundador y director comercial respectivamente de la ONG Anfora Software, entidad creadora de este proyecto pionero y solidario que buscar ayudar a "salir de la rueda" a miles de niños y niñas que viven en países en vías de desarrollo y darles una oportunidad. Con este objetivo en mente, estos dos emprendedores sociales han desarrollado un software en el que han invertido más de un año de trabajo previo y que por fin, este verano, han podido probar sobre el terreno con un viaje a Nicaragua -financiado de su bolsillo- donde han llevado su innovadora idea con la colaboración de la ONG 'Nazaret'.

La idea surge hace ahora dos años cuando, durante un curso de emprendimiento social, se dieron cuenta de la gran implantación de los teléfonos móviles en los países en vías de desarrollo. "Vimos que en países como Nicaragua, la situación general podría ser como la España de hace muchos años pero sin embargo tienen 'smartphones' y red 4G", explica Merino. "Nos dimos cuenta de que si tenemos los móviles, que es la herramienta, podíamos incluír en ella contenidos educativos y llegar a un montón de niños que habitualmente no tienen la posibilidad de ir al colegio".

A partir de ahí, se planteraron crear una aplicación tecnológica que no solo permitiera cargar un contenido en los teléfonos para hacérselo llegar, si no crear un canal de comunicación consistente que les permitiera hacer un seguimiento de esos contenidos y comprobar el impacto del software educativo. En este sentido, la aplicación tiene una parte web donde los educadores o pedagogos crean los contenidos que, cuando hay conectividad, se descargan en los aparatos repartidos. Una vez descargados, ya no hace falta conectividad y los pequeños pueden interactuar con las actividades educativas. "Todo eso va quedando registrado en el teléfono móvil, de tal manera que cuando vuelva a encontrar un punto de conectividad, esas actividades suben a nuestros servidores y podemos evaluar el tiempo que han dedicado, lo que han aprendido, qué se le da bien, mal, etc. Ese es el ciclo, una vez creado el contenido, podemos generar más para mejorar la educación del niño", señala Merino, fundador de Anfora Sofware. "La pobreza es la falta de recursos y de oportunidades y nuestro objetivo es dar posibilidades a niños que no las tienen a través de la tecnología de que disponen. Creemos que con ello podemos cambiar la vida de mucha gente".

Después de dos años trabajando en el desarrollo de la idea a nivel tecnológico quedaba desarrollar el proyecto en el terreno. Una prueba de fuego que llevaron a cabo este verano, según apunta Irisarri. "Desarrollamos una prueba piloto en una ciudad pequeñita al norte de Nicaragua con 50 niñas en riesgo de exclusión. Todo fue maravilloso, las niñas han encontrado un aliciente y ya no faltan a sus clases. Eso es la parte bonita, pero la realidad es que para tener eso hace falta financiación y recursos para conseguir nuevas tabletas y nuevos paquetes formativos", destaca el director comercial de la ONG. "Para ello intentamos que Ánfora Software no sea una ONG al uso, es decir, no queremos vivir ni de donaciones ni de aportaciones, si no ofreciendo este software a diversas empresas para que puedan a través de ellas crear riqueza en sus procesos productivos".

Según explican, su idea solidaria es totalmente extrapolable al mercado actual de los países desarrollados, dando como resultado una valiosa herramienta para las empresas, a través de la cual pueden transmitir información a sus usuarios, sus clientes o a su público objetivo, los cuales, al interactuar con la aplicación, reportan a su vez una información de calidad que permite a la empresa conocer sus gustos, opiniones o necesidades y ofrecer así un mejor servicio. "Es una comunicación directa entre el usuario y el departamento de márqueting de la empresa", señala Irisarri. "Intentamos tender puentes y conseguir un ‘efecto espejo’, es decir, el contenido que creamos aquí para una organización determinada, automáticamente va destinado además a nuestros proyectos sociales y de cooperación de forma gratuita, beneficiando a los niños que viven en países en desarrollo".

"Hemos desarrollado contenidos sobre temas como la alfabetización digital -¿cómo deben actuar los niños ante las nuevas tecnologías y las redes sociales?-, pero nos pueden pedir contenidos sobre nutrición, higiene... hay miles de contenidos específicos que se pueden desarrollar para ayudar en ciertas áreas a los niños o a los jóvenes ", añade Merino. "Por ejemplo la educación sexual, un tema que causa muchísimo drama en los países que hemos visitado por los embarazos en niñas de 13 o 14 años, o el emprendimiento infantil, es decir, cómo hacer que un niño pueda llegar a conseguir sus sueños y pueda hacerlos realidad".