El realizador argentino, Campanella. / Zipi (Efe) | Virginia Carrasco
cine

El golazo de Campanella

Tras 'El secreto de sus ojos' debuta en la animación con 'Futbolín', que se estrena este viernes

MADRID Actualizado: Guardar
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Dice que el éxito recién llamó a su puerta a los 42, con 'El hijo de la novia', y desde ahí lo «siguió de cerca» con 'El secreto de sus ojos'. Pero la buena racha de Juan José Campanella no es fortuita; por el contrario, es un ejemplo de persevera y triunfarás o, como bien dicen por ahí, el resultado de intensos años de trabajo. «En esto empecé a los 19 y pasados los 40 me llegó el éxito.» Y como buen obrero del cine lo intenta todo, razón por la que se embarcó en una experiencia totalmente nueva, un desafío que bautizó como 'Futbolín', una producción hispano-argentina en 3D que se estrena este viernes en España.

La épica del deporte rey y el valor de la amistad resurgen con cada expresiva gota de color en el primer trabajo de animación del oscarizado director, quien explicó ayer a su paso por Madrid que nunca pensó que la construcción de este género llegaría a ser «tan complicada». Cuando otro de los productores de la película, Gastón Gorali, le propuso adaptar el cuento de Roberto Fontanarrosa 'Memorias de un wing derecho', nada hacía pensar que la idea terminaría desembocando en un guión al que posteriormente se sumaría el escritor Eduardo Sacheri y una coproducción argentinoespañola con un presupuesto que creció de los 12 a 16 millones de euros, que demandó recursos informáticos superiores a los de un banco de primera línea y que reunió a un equipo de 300 especialistas de todo el mundo. «Han sido más de cinco años de trabajo en el que uno tiene que tener la idea muy armada en la cabeza», explicó el director cinematográfico.

El filme narra la historia de Amadeo, un tímido chaval con un talento innato para el futbolín, directamente proporcional a su incapacidad para relacionarse con los demás, que un buen día deberá plantar cara a 'El Crack', un antiguo compañero suyo de colegio convertido en una estrella del fútbol que amenaza con retarle a un partido en el que el destino de su pueblo estará en juego.

«'El Crack' solo quiere el aplauso y gustarse a sí mismo», declaró Artur Valls, quien pone voz a este egocéntrico personaje con gran parecido a Cristiano Ronaldo, todo sea dicho. En este desigual duelo, el protagonista contará con la ayuda de los jugadores de su querido y algo maltrecho futbolín liderados por el Capi, su carismático extremo. Amadeo y los pequeños jugadores se embarcarán juntos en una enorme aventura donde el amor, la amistad, el respeto y la pasión servirán para demostrar una vez más que ganar no es lo verdaderamente importante y en la que el fútbol «es tan solo el motor de la historia».

A pesar de no considerarse «muy futbolero», Campanella ha utilizado anteriormente este espectáculo de masas como pretexto para reflexionar sobre la sociedad Argentina contemporánea en 'Luna de Avellaneda' o como prueba concluyente de un caso policial en 'El secreto de sus ojos'.


Los roles del equipo

Sin embargo, en el equipo de Amadeo no faltan los estereotipos de jugadores de fútbol: el competitivo Capi, el filosófico y elocuente Loco o el presumido Beto, que con su carisma y su capacidad para lograr una másque sincera carcajada son los contundentes avales contundentes de esta aventura argentina tan elogiada por el público y la crítica. Ellos y los ocurrentes chascarrillos futboleros y numerosos guiños a grandes clásicos del cine como 'Casablanca', 'Ciudadano Kane' o '2001. Odisea en el espacio', en los que el realizador argentino ha trabajado para hacer las delicias del espectador adulto. De esta manera, en 'Futbolín' encajaría aquella recordada frase destinada a los juegos de hace unos años que decía «recomendado para edades de entre 3 y 99 años».

De su película, Juan José Campanella reconoció que le encanta la escena final, «aunque no puedo contarla porque desvelaría la trama», avisa. Lo que sí reveló es que se trata de un «momento padre-hijo». «Será porque tengo un hijo de esas edad y me pega mucho», aseguró el argentino, un virtuoso de la cámara capaz no solo de convertir una partida de futbolín en un evento de lo más trepidante, sino que también lo reafirma como un magnífico cuenta-historias.