Assem Allam, presidente del Hull City
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Los clubes de la Premier, un juguete para los magnates

Ocho meses después de saborear el éxito del ascenso a la primera división inglesa, los aficionados del Hull City se sublevan contra su millonario presidente por su intención de cambiarle el nombre al equipo

MADRID Actualizado: Guardar
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Con el fútbol como pasatiempos, magnates procedentes de cualquier parte del mundo comenzaron a desembarcar hace años en la Premier League. Un desembarco constante y que, en muchos casos, ayuda a los equipos a ser competitivos y a mejorar su imagen. Multimillonarios con ganas de gastar dinero que han conseguido hacer de Chelsea o Manchester City equipos estelares.

Bien distinta es la historia del Hull City, cuyos aficionados viven sus días más complicados desde que el pasado 4 de mayo consiguieran saborear el éxito. Una fecha difícil de olvidar, ya que el club logró el esperado ascenso a la primera división inglesa tras un dramático final en el partido frente al Cardiff City. Ocho meses más tarde y con el equipo acomodado en la mitad de la tabla, Yorkshire se rebela contra Assem Allam, el presidente de la entidad.

Assem Allam tomó el control del Hull en el año 2010, salvándolo de la quiebra e invirtiendo más de 30 millones de libras. Algo que no parece ser suficiente para sus aficionados, que se han levantado contra el dirigente egipcio de 74 años. El motivo, lejos de localizarlo en la parcela deportiva, se encuentra en el cambio de nombre que pretende la directiva del club. Recientemente, a través de la página web del equipo británico, Allam anunció su deseo de denominarlo Hull Tigers, puesto que «se trata de un nombre que tendría un impacto mucho más global en cuanto a marketing». Además, aseguró que City «no significa nada. Es una palabra pésima», señalaba.

Indignados, los aficionados 'tigers' (conocidos así por su equipaje negro y ámbar) han acudido a la Asociación de Fútbol (FA), la última responsable de tomar la decisión, confiados en que la próxima temporada -cuando entraría en vigor su nuevo nombre- podrán seguir llamándose Hull City.

No se trata, sin embargo, del único caso llamativo en la máxima categoría del fútbol inglés. El Cardiff City, comprado por un polémico magnate malasio, se vio obligado a cambiar el color de su camiseta la pasada campaña. Vicent Tan, el presidente del club galés, dio un portazo al color azul portado desde 1908 para cambiarlo por el rojo, que supone una estrategia comercial en el mercado asiático.

Pero Tan no se detuvo ahí y cambió el escudo del Cardiff. Además de sustituir el azul por el rojo, reemplazó el pájaro -la mascota oficial- por un dragón. La ira de su estadio no cesa y la afición sigue vistiendo la camiseta antigua para mostrar el desacuerdo con el malasio.

Como con Vicent Tan, los hinchas del Hull City se temen que tendrán que resignarse a los deseos de Allam, aunque aún confían en la FA. El pasado agosto el magnate egipcio ya consiguió cambiar el nombre del holding del club por el de Hull City Tigers. Ahora, sus aficionados rezan para que no ocurra lo mismo con el equipo.