Balonmano | Mundial

Lara González, la 'guerrera' erasmus

La novata de la selección española compite con el Metz francés como alternativa a la beca europea

MADRID Actualizado: Guardar
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En tiempos de crisis emigrar se ha convertido en una opción habitual. En el balonmano femenino de élite la elección es casi irrechazable. Por ejemplo: 12 de las 16 convocadas para la selección española para el actual Mundial se ganan el pan más allá de la frontera española. Pero de todas ellas hay una que destaca por su carácter especial: Lara González. Nacida en Santa Pola, hija de un profesor de educación física, se enroló con 20 años recién cumplidos en el Metz francés por convicción, por necesidad y por espíritu. «Un mes antes, lo de jugar en el extranjero lo veía como algo remoto e imposible. Me veía demasiado joven. pero luego llega la oferta y o lo coges o no lo coges», explica la más novata de las jugadoras de Jorge Dueñas.

Con su traslado a Francia la alicantina pasó de comandar el Elche Mustang a competir por un puesto en uno de los clubes punteros de Europa. «El primer año fue duro. Salir de tu casa con 20 años, estar sola, con otra cultura y otra lengua. No tuve la suerte de contar con otras compañeras de la selección. Llegué y el equipo estaba prácticamente hecho, así que fue duro», reconoce la recién llegada al grupo español.

Sin embargo, la realidad es que el espíritu de Lara González estaba predispuesto a salir del país. «Si no hubiese estado jugando balonmano, un año de Erasmus hubiese hecho», afirma la alicantina con una sonrisa que delata la tendencia de su generación. Un año después, el éxito es indiscutible. Si al principio su participación desde el lateral izquierdo se complicó al adaptarse a un estilo de juego «completamente diferente», en 2013 su presencia aumentó hasta ser una jugadora clave de un club campeón de liga y de la copa y finalista de la copa EHF.

El buen papel de Lara González abrió un hueco en la convocatoria de Jorge Dueñas para el Mundial. En Serbia forma parte de la segunda unidad, de la nueva savia que aprovecha los minutos en las fases más plácidas para disparar desde su 1,83 m. con su cañón derecho (tres goles a Argentina, dos a Paraguay y dos a Angola con solo nueve disparos a puerta) y ayudar en las posiciones centrales de la defensa. «Estoy supercontenta porque todas las compañeras me han tratado como una más. Me ayudan, y recibir consejos de las mejores jugadoras es todo un privilegio», reconoce quien vibró con el bronce olímpico desde su casa.

El esfuerzo y el traslado han valido la pena para una joven de Santa Pola que absorberá cada momento de un equipo que ha alcanzado el podio en los últimos mundiales. De hecho, el viaje de Lara González tampoco ha desviado el espíritu que identifica al grupo y a ella misma: «Estoy jugando fuera y las españolas tenemos un poco la fama esa de guerrilleras, de ser un poco pillas». Este diciembre, en Serbia, otra vez en el extranjero, la santapolera con ánimo 'erasmus' aspira a una nueva satisfacción.