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Los expertos advierten del riesgo de impacto de un meteorito

Con solo unos 20 metros el asteroide que en febrero cayó en la ciudad rusa de Cheliabinsk casó la mayor explosión desde el meteoro de Tunguska en 1908

MADRID Actualizado: Guardar
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Mientras unos científicos aseguran que, por el momento, es mínimo el riesgo de que un meteorito choque contra la tierra, otros investigan como podrían interceptarse una trayectoria que amenazara la Tierra o, incluyo, la destrucción de la roca espacial. Por el momento, según explican los expertos, lo único que hacen peligrar estos pedruscos que ‘rozan’ el Planeta Azul son los satélites artificiales, incluida la Estación Espacial Internacional.

En la actualidad hay identificados unos 100.000 meteoritos peligrosos de menos de cien metros y 1.000 de más de un kilómetro. El último aviso de que podría repetirse con la humanidad lo ocurrido con los dinosaurios en la noche de los tiempos tuvo lugar el pasado 15 de febrero en la ciudad rusa de Cheliabinsk. La explosión causada en la atmósfera por un asteroide, bautizado como ‘Chebarkul’ fue la más grande registrada en el planeta tras el afamado evento ocurrido en 1908, en Tunguska, en plena Siberia rusa. En aquella ocasión no había cámaras de vigilancia, teléfonos móviles o videoaficionados que pudieran registrar qué pausó tanta destrucción en los bosques vírgenes de esta zona casi inhóspita de la tierra. Lo que si queda todavía constancia es de una gran explosión, dados los restos aún existentes, de manera concéntrica, que delatan la onda expansiva.

Este nuevo episodio está siendo aprovechado por los científicos para saber más sobre los meteoritos y sus hermanos pequeños, los asteroides. Según recoge esta semana la revisa Sciece, la investigadora Olga Popova y equipo visitaron 50 aldeas en la periferia de Chelyabinsk durante las semanas siguientes al impacto y utilizaron las grabaciones existentes para volver a rastrear el sendero de la bola de fuego a través del cielo.

La detonación que produjo el asteroide, a unos 90 kilómetros de altura, causó una onda de choque suficientemente poderosa para tumbar a la gente a su paso, según los investigadores. El asteroide se volvió más brillante y más caliente a una altitud de alrededor de 30 kilómetros de altura, cuando viajaba a aproximadamente 18.6 kilómetros por segundo.

Popova y su equipo documentaron las casas que fueron dañadas y las casi 2.000 personas que resultaron heridas durante la onda de choque, alguna de ellas quemadas por la radiación, 30 veces más intensa que el Sol. Ellos estiman que el asteroide tenía un diámetro de 19.8 metros originalmente, aunque dejó un agujero de tan solo 7 metros de ancho en el hielo del lago Cheberkul –que da nombre a la roca espacial-, donde impactó,.

Con base en su estudio, los investigadores sugieren que el asteroide de Cheliabinsk, cuyo mayor pedazo -650 kilos- fue sacado del fondo del lago el pasado mes de octubre, es condrita LL, que tendría casi 4,5 millones de años – el mismo tipo de ‘Itokawa’, el asteroide del que recolectó muestras la Misión Hayabusa, una sonda enviada por la Agencia Japonesa de Exploración Espacial.

Todos estos trabajos podrían ayudar a los astrónomos a entender otros objetos cercanos a la Tierra y desarrollar estrategias para proteger a nuestro planeta de ellos. Y es que expertos como el astronauta español de la Agencia Espacial Europea (ESA) Pedro Duque lo advierten: “Hay que tener cuidado al pensar que por muy pequeños que sean las probabilidades de colisión no puede pasar”. Porque, según afirma, «no hay ninguna otra catástrofe natural que produzca unos efectos tan enormes», ante los que la humanidad “no tiene porqué resignarse”.

Según los expertos, dado el tamaño del ‘Chebarku", fenómenos naturales como éste se espera que ocurran una vez cada cien años. Para Nicolas Bobrinsky, jefe del sistema alertas espaciales y Detlef Koschny, responsable del programa de vigilancia de objetos cercanos a la tierra de la ESA, la caída de este meteorito no tuvo relación con el paso horas después del meteorito 2012 DA14.