Los "expertos-garantes independientes" del partido X
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El Partido X desvela la identidad de sus "expertos principios independientes", entre los que figura Hervé Falciani, y hace una "presentación mundial" que permite por fin poner caras a su propuesta

MADRID Actualizado: Guardar
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Hasta los últimos días, el Partido X se había mantenido fiel a esa incógnita que le da nombre. En sus diez meses de existencia, desde que lo inscribieron en el registro a mediados de diciembre pasado, había desarrollado sus actividades sin que nadie pusiese cara al proyecto, asumiendo esa extrañeza instintiva que suscita en la gente una formación política sin rostros y respondiendo una y mil veces a la misma pregunta: que sí, que todo el mundo podría identificar pronto a los miembros del partido en sus ciudades, que habría caras visibles «asociadas siempre a sus competencias» y que, en las elecciones, no solo se conocería el nombre, los apellidos y la jeta guapa o fea de sus candidatos, sino también «sus currículos y sus patrimonios».

Por fin ha llegado el momento de ir despejando las equis de esta propuesta, que asume muchas de las aspiraciones del movimiento 15-M. En los últimos días, se ha conocido la identidad de varios personajes populares vinculados al Partido X, aunque se trata de una fama con parámetros muy particulares y estas personas ni siquiera son miembros, si es que esa palabra sigue siendo válida, sino «expertos-garantes independientes» que se encargarán de supervisar las diversas iniciativas. Destaca en la lista Hervé Falciani, el ingeniero de sistemas italo-francés que, cuando trabajaba para el banco HSBC en Suiza, decidió apoderarse de la información sobre las cuentas de 130.000 evasores fiscales. Entre ellos había 1.500 españoles, lo que ha permitido a Hacienda regularizar 260 millones de euros a través de actuaciones administrativas y ha motivado ya la primera denuncia contra más de doscientos defraudadores: la Audiencia Nacional no solo denegó la extradición de Falciani a Suiza, sino que abroncó al HSBC por su «permisividad o complacencia» con actividades delictivas.

También colabora con el Partido X el ingeniero jubilado Antonio Moreno, un quijote sevillano que lleva dieciocho años combatiendo la «estafa de la luz», es decir, las irregularidades de las compañías eléctricas en las facturas. La lista de colaboradores independientes incluye asimismo a Raúl Burillo Pacheco, el inspector de Hacienda que, en sus tiempos como delegado especial de la Agencia Tributaria en Baleares, tuvo un papel crucial en la investigación de casos como el ‘Palma Arena’. Y ahí aparece también el colectivo 15Mpa-Rato, otra de las derivaciones del 15-M, con su objetivo declarado de «acabar con la impunidad de los insultantemente ricos».

Paro y Sumerología

¿Y qué hay de los integrantes del Partido X o, mejor dicho, de la «red ciudadana» que lo sustenta? Anoche hicieron su «presentación mundial» de manera simultánea en siete puntos de España, así que se pudo ver y escuchar a algunos representantes («no hay afiliación, solo hay trabajo», detalló uno) y charlar con ellos «de ciudadano a ciudadano» tras sus intervenciones. En su web, la sección ‘¿quiénes somos?’ carga aleatoriamente unos cuantos perfiles, de manera que la selección va cambiando en cada consulta: ahí se puede encontrar desde un autónomo en paro hasta un químico bioinorgánico y de polímeros, pasando por una directiva de empresa, una doctoranda en Sumerología, un diseñador de interiores o un arquitecto urbanista jubilado. «Hay también un buen número de personas que no puedenmostrar su nombre, porque serían despedidas de sus empleos», aclaran.

El propósito del Partido X es «resetear» la política española, de modo que sus planteamientos no pueden sonar muy convencionales. Su programa se resume en tres palabras, «democracia y punto», aunque lo desarrollan enmetas como el poder legislativo ciudadano (cualquier persona tendría la posibilidad de mejorar y votar las leyes, que se elaborarían a través de internet o en espacios públicos), el control riguroso del Gobierno (con referendos obligatorios y vinculantes) y la transparencia a ultranza en la gestión. Dicen que lo suyo es más una «forma de hacer» que una ideología definida: «En este momento de urgencia causado por la crisis, las personas no queremos ponernos de acuerdo alrededor de ideologías (cada uno tiene las suyas en su corazón), sino alrededor de un mínimo común denominador y del método para conseguirlo. Ese mínimo común denominador es que la crisis no la hemos causado y que, si hubiéramos tenido alguna responsabilidad, ya la hemos pagado con creces: la deben pagar, literalmente, los que la han causado», argumentan. «No vamos a entrar en la dinámica de los partidos tradicionales –añaden–. Ellos viven en otro mundo».