Ona Carbonell y Margalida Crespi compiten en la rutina libre dúo de natación sincronizada./ EFE
Mundial de natación

Se esfuma el sueño de Erika

Villaécija acaba los 10 kilómetros en aguas abiertas en 17ª posición, superada por Yurema Requena (16ª)

BARCELONA Actualizado: Guardar
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El sueño de Erika Villaécija de subirse al podio en su casa, en Barcelona, en los mundiales de natación, se alejó este martes en el puerto de la capital catalana, donde nadó los 10 kilómetros en aguas abiertas y donde no pudo estar entre las mejores.

Su objetivo era mejorar la octava plaza de Londres, en los Juegos Olímpicos, pero no pudo ser. «Me veo con medalla», afirmó en la previa. Aunque luego la prueba le despertó del sueño. Salió muy fuerte, con el grupo de las favoritas y, en la primera de las cuatro vueltas al circuito, dobló en tercera posición, lo que le otorgaba serias opciones de acabar entre las mejores, ya que si conseguía mantenerse en el pelotón, podía aprovechar su velocidad punta en el 'sprint' final. Esa era la táctica que había diseñado con su entrenador, Joan Fortuny: aguantar el ritmo de las fondistas y en el kilómetro final imponer su aceleración.

Sin embargo, tras el paso por la primera vuelta, la carrera se le empezó a enredar. La lucha codo a codo y patada a patada de las aguas abiertas, donde el contacto y las agresiones entre los nadadores están a la orden del día, le perjudicaron. Sufrió golpes de competidoras más habituadas que ella a la guerra de guerrillas que a veces es la natación fuera de la piscina, y en la segunda vuelta perdió posiciones y fue cayendo a la cola del pelotón.

Entre las patadas de las maratonianas que le precedían, la dureza de la prueba, la alta participación (53) y lo sinuoso del recorrido (había que superar 32 boyas a lo largo de las cuatro vueltas al circuito de 2,5 kilómetros), Erika fue descolgándose y a pesar de que en la tercera vuelta se encontró mejor, no pudo remontar y acabó decimoséptima, a ocho segundos y medio de la cabeza. «El golpe no es excusa, son cosas de las aguas abiertas. La carrera es cierto que ha sido dura, con muchos golpes pero cuando sales a nadar ya sabes que es esto lo que te espera», afirmó tras la prueba. Villaécija, que ya advirtió antes de competir que no sería «ningún fracaso» terminar sin medalla, consciente de la igualdad que hay en la categoría y de que un mal día o un tropezón por los contactos puede tenerlo cualquiera, no pudo disimular su decepción. «Ya sabéis como soy de exigente. No estoy muy contenta con el resultado. Ahora a centrarme en la piscina, donde nadaré más cómoda, en mi carril y sin nadie que me moleste», dijo.

La segunda opción de intentar subir al cajón está en los 1.500, en la piscina. Quizá la competencia sea aún mayor que en las aguas abiertas y entre otras se medirá a Mireia Belmonte, la gran esperanza de la delegación española en las carreras en línea. Un duelo entre españolas, como el que se vivió en el puerto de Barcelona, donde Erika partía como líder del equipo nacional, pero al final fue superada por Yurema Requena, que acabó decimosexta y tuvo una participación más regular, porque salió más lenta que Erika y supo administrar mejor las fuerzas. La prueba tuvo color brasileño. Poliana Okimoto Cintra (plata ya en los 5 kilómetros) se colgó el oro y la también carioca Ana Marcela Cunha (bronce en los 5 km) hizo plata. La alemana Maurer completó el podio.