Bretón en su última declaración en el juicio./ Archivo
perfil

José Bretón, frío, calculador y ahora culpable

Su sentido posesivo nunca le permitió aceptar que su mujer lo abandonara, por eso decidió vengarse en lo que ella más quería

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Frío, calculador y con una inteligencia superior a la media. Esa es la imagen que se ha mostrado de José Bretón a lo largo del los 21 días en los que se ha prolongado el juicio en el que finalmente se le ha considerado culpable.

Su carácter también era posesivo, según han valorado algunos de los expertos que han declarado ante el jurado. Tanto que no pudo aceptar que su esposa Ruth quisiera iniciar una nueva vida sin él, lejos de su control permanente. Se sintió abandonado y por eso necesitó vengarse. Y lo hizo en lo que ella más quería, sus hijos.

Desde la desaparición de Ruth y José, de seis y dos años, apenas ha dado muestras de debilidad. Ni si quiera aquel 8 de octubre de 2011 en el Parque Cruz Conde, donde las personas que lo vieron destacaron la excesiva tranquilidad con la que estaba afrontando la falta de sus hijos.

Entre sus escasos momentos de debilidad figuran un episodio de autolesiones en prisión que no fue a más y la supuesta confesión que le habría hecho a un primo de que los niños no volverían jamás, un hecho este último que no ha quedado probado.

"Un gran padre"

Nunca se ha desviado de su versión, de que tras un descuido perdió a los niños en el parque cordobés, que él jamás les hubiera hecho daño porque es un gran padre y de que aún están vivos.

Durante el juicio tampoco ha perdido la compostura. En ningún momento ha mostrado expresividad alguna, ya sea de arrepentimiento, de culpabilidad o de rabia por sentirse inocente. Ha escuchado impasible como los peritos aseguraban que los huesos hallados en la hoguera son los de Ruth y José y que él quemó sus cuerpos allí. Solo en un momento se le ha visto aflorar una pizca de sensibilidad. Fue ante su madre, a la que dedicó una mirada de ternura cuando está se negó a declarar contra su hijo.

Tampoco hoy se ha venido abajo mientras escuchaba el veredicto de culpabilidad. Ha asistido a la lectura casi sin pestañear, como si no fuera con él y, lo que es peor, como si tampoco fuera con sus hijos.