Falcao gesticula durante un partido con el Atlético de Madrid./Rafa Rivas (AFP)
Fútbol

El temido nuevo rico

El Mónaco aspira a dinamitar el mercado de fichajes a pesar de las amenazas para restarle privilegios fiscales

MADRID Actualizado: Guardar
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La recesión económica global ha contagiado la austeridad al mercado de fichajes mundial. ¿A todos? No. Algunas fortunas individuales mantienen el flujo económico y sus inyecciones han propulsado a clubes como el Manchester City, el Chelsea o el París Saint-Germain. Son los nuevos ricos del fútbol que aspiran a tutear a históricamente poderosos en las competiciones nacionales e internacionales.

Sin embargo, la savia nueva empieza a sufrir dificultades para incorporarse al 'statu quo'. Se trata del caso del AS Mónaco, ahijado de la familia real del principado cuya irregular vida deportiva amaga con cambiar gracias al millonario Dmitry Rybolovlev. El ruso adquirió en 2011 el 66,67% de las acciones del club y es el primer presidente extranjero de la entidad, pero su principal logro ha sido propulsar el ascenso del equipo a la máxima categoría con el fichaje más caro de la historia de la categoría (Lucas Ocampos, por 11 millones de euros), la incorporación de jugadores de renombre como el danés Jakob Poulsen (exjugador de Sevilla y Juventus), el regreso de Sebastián Ribas, máximo goleador una campaña anterior, y la dirección del veterano Claudio Ranieri.

Rybolovlev ha decidido saltar la banca europea en su primer año en la élite sin pasar por el famoso casino del principado. Sus hombres de confianza son el director general ejecutivo Konstantin Zyryanov (exjugador ruso) y el director deportivo Vadim (exfutbolista con Azerbaiyán), pero su proveedor es Jorge Mendes, por lo que se ha convertido en el principal puerto de destino de las mercancías del representante portugués que manda en el mercado actual. Antes del verano de 2013, el empresario ruso ha atraído a Joao Moutinho, James Rodríguez y Ricardo Carvalho por 70 millones de euros, tienta al guardameta Víctor Valdés, y el delantero colombiano Radamel Falcao, tras pasar reconocimiento médico, apunta en su agenda la firma oficial para este viernes por 60 millones más, según los medios franceses.

A primera vista se trata de un buen material para pugnar contra el París Saint-Germain en su regreso a la 'Ligue 1' y en el futuro hincar el diente a las competiciones internacionales. Sin embargo, en el camino se ha encontrado un obstáculo local inesperado. El gobierno galo -con la presión alemana y el impulso de la federación- ha decidido acabar con las facilidades económicas y los paraísos fiscales con una normativa que obligará a los clubes de la Primera y la Segunda División del país a situar su sede legal en Francia. De esta manera, las exenciones fiscales y la flexibilidad con los impuestos de los contratos multimillonarios de sus futbolistas se ven amenazadas. Desde Mónaco se anuncia batalla con recursos y apelaciones administrativas a una orden recaudatoria que debe entrar en vigor antes del verano de 2014. «Todos los contratos del fútbol quedarán obsoletos», ha avisado Jean-Louis Campora, el vicepresidente actual que ha retornado a la directiva después de la zozobra que sucedió a sus 29 años como máximo responsable.

El club en el que brillaron los entrenadores Lucian Leduc y Arsene Wenger y futbolistas como Delio Onnis, Manuel Amoros, George Weah o Fabien Barthez invoca una tradición vinculada a la competición francesa en la que ha ganado siete Ligas, cinco Copas y una Copa de la Liga. En el aspecto legal esgrimen que hace más de 50 años se firmó un acuerdo entre Charles De Gaulle y el príncipe Raniero para que los jugadores del Mónaco pagaran sus impuestos en Francia, aunque con una tributación especial. Incluso cuentan con un precedente, puesto que en 1952 se vivió una situación razonablemente similar cuando el club administró un presupuesto de 36 millones de francos para lograr el ascenso a la máxima categoría. En su contra, aquellos equipos que ven a sus estrellas como las piezas apetecibles para el depredador monegasco y temen a un duro competidor por los mejores productos del mercado. En medio de la discusión, Claude Michy, el presidente del Clermont Foot (de la 'Ligue 2'), aporta la clave: «Nadie denunció los beneficios del Mónaco cuando descendió».