Fútbol

El embrujo brasileño

Neymar sueña con emular a Romario, Ronaldo, Rivaldo y Ronaldinho

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Tres años llevaba el Barça sin fichar a un jugador brasileño, la nacionalidad de varios de los futbolistas que más impacto han causado no solo en el Camp Nou, sino en el mundo del fútbol en general. Desde que Adriano llegó del Sevilla en 2010 no aterrizaba ninguno. Y ya era raro, pues si Sandro Rosell, presidente desde ese año, conoce un mercado a la perfección, ese es el brasileño, de sus tiempos de hombre fuerte de Nike en Río de Janeiro, etapa de la que conserva contactos y amistades que han ayudado a cerrar el fichaje de Neymar. Quizás se reprimía a conciencia porque una de las críticas habituales hacia su labor en el club como vicepresidente deportivo de la junta de Joan Laporta entre 2003 y 2005 era su obsesión por lo brasileño. Acertó con Ronaldinho, sí, pero sus enemigos siguen recordando de forma interesada que se firmó a Eto'o en contra de su voluntad porque prefería a Luis Fabiano y que cuando Frank Rijkaard llevaba tres meses en el cargo en su primera temporada 2003-04 con pobres resultados peleó por colocar en el banquillo a su amigo Luis Felipe Scolari, resultadista y con unos planteamientos futbolísticos a años luz de lo que se trabaja en La Masia desde tiempos de Johan Cruyff. Afortunadamente para el Barça, el holandés aguantó en el cargo.

Rosell ha madurado y ha aprendido que el estilo no se toca. Y ahora lo que busca con Neymar es otro Ronaldinho que reanime a un equipo que en la semifinal de la Liga de Campeones ante el Bayern evidenció que necesitaba algo diferente. Realmente, baile de precios a un lado en tiempo de crisis económica global, al Barça casi siempre le fue bien la apuesta por un crack brasileño. También es cierto que luego casi ninguno acabó bien, pero el club y sus aficionados pueden presumir de haber disfrutado de los mejores momentos de estrellas mundiales. Y estas sueles reconocer años después que la forma de jugar del Barça es la que les permitió ofrecer lo mejor de sí mismos.

Echando un vistazo a la historia reciente, Romario (1993), Ronaldo (1996), Rivaldo (1997) y Ronaldinho (2003) serían los espejos en los que debería mirarse Neymar para triunfar como azulgrana. El recuerdo de su magia borra cualquier disputa posterior. Los cuatro, eso sí, vivieron une etapa intermedia en Europa (PSV en los dos primeros casos citados; Deportivo y PSG, respectivamente, en los dos últimos) que ayudó a su adaptación. Con Neymar se arriesga más.

Romario cautivó el corazón de los culés con una temporada mágica, la 93-94, cuando Jorge Valdano le calificó como «un jugador de dibujos animados». Prometió 30 goles el día de su fichaje y los marcó para conquistar la Liga, aunque se escapó la Liga de Campeones en la final de Atenas.

Ronaldo, con solo 19 años, también vistió de azulgrana una única temporada, pero fue la mejor del ariete con diferencia sencillamente porque todavía tenía las rodillas enteras y a su enorme calidad técnica le acompañaba un físico que ya nunca más fue el mismo, aunque siguiera triunfando en otros clubes. 'El Fenómeno' marcó 47 goles en 51 partidos y conquistó la Copa, la Recopa y la Supercopa de España. Faltó la Liga porque Brasil se lo llevó convocado a dos jornadas del final. Y si ahora hay 'Messidependencia', entonces no había nombre para calificar la necesidad de tener a Ronaldo en el campo. Se marchó en verano al Inter, cosas de agentes extraños y directivos descontrolados. Y entonces dolió. Pero con el tiempo basta ver aquellos goles repetidos para volver a presumir de que el mejor Ronaldo fue azulgrana.

Complementarios

Para suplir a Ronaldo llegó Rivaldo, que cumplió cinco temporadas impresionantes, aunque en un momento en el que el equipo no alcanzó el nivel deseado. Ganó dos Ligas, una Copa y una Supercopa de Europa y acabó harto de Van Gaal. Y Ronaldinho fue el cambio que necesitaba el Barça en 2003 para recuperar la sonrisa futbolística y conquistar dos Ligas, una Liga de Campeones y dos Supercopas de España.

Ronaldo (1997, ya en el Inter, pero gracias a su mitad del año en el Barça), Rivaldo (1999) y Ronaldinho (2005) ganaron sus Balones de Oro gracias al escaparate del Barça, que rodea al talento de las mejores armas futbolísticas para triunfar. Y Neymar lo sabe. El dilema es si conectará con Messi por aquello de que «dos gallos no pueden vivir en el mismo gallinero», frase de Johan Cruyff, especialista en tópicos gallináceos. Él es el hombre de la 'gallina de piel', cuando le preguntaron por la sociedad entre el argentino y el brasileño. La opinión del holandés no siempre suma. Peleado de forma irreconciliable con Sandro Rosell, lo extraño hubiese sido que aplaudiese el fichaje. Él defendió en su día fichar a Romario pese a que las dos estrellas ofensivas eran Stoichkov y Laudrup.

Cualquier cosa que se diga ahora sobre cómo será el futuro inmediato entre los dos cracks no tiene sentido. Entra dentro del mundo de las adivinanzas y de los visionarios. Lo único que se sabe es que Dani Alves ya los puso en contacto cuando comenzó a sonar y congeniaron en lo personal, como se demostró en la final del Mundial de clubes 2011, competición en la que se mostraron cariño y respeto. En lo posicional, es evidente que son complementarios. Neymar entra por la izquierda y Messi por el centro, por lo que tácticamente no se repetirá el problema que hubo con Ibrahimovic. Y en otras cuestiones, ya se verá. Al fin y al cabo, viene una temporada de Mundial, el título que le falta a Messi y el que quiere Neymar como anfitrión. Igual se dan cuenta de que complementándose llegan más frescos y enteros a la gran cita de selecciones.