Fútbol | Liga de Campeones

Mucho espíritu, poco acierto

El Bernabéu vivió el ambiente de las grandes remontadas pero acabó sufriendo la decepción de quedarse al borde del milagro

MADRID Actualizado: Guardar
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Era la noche. Esa gran noche que marcan la historia de un deportista y graba su nombre a fuego en el recuerdo de sus seguidores. Aquella noche que los aficionados recuerdan años después, con la entrada bien guardada para presumir de que lo vivió en directo. Las noches de Juanito, Camacho, Santillana, Butragueño y Hugo Sánchez. Pero, por ahora, no las de Sergio Ramos, Cristiano Ronaldo o Xabi Alonso.

Esta plantilla deberá esperar su noche mágica, pese a que lo intentó desde el primer minuto y a que todo se había preparado para que Mourinho y sus pupilos entraran en los libros de historia del madridismo, camino de 'la décima'.

El Bernabéu se vistió con el traje de las grandes ocasiones, el que hizo que el habitual teatro futbolístico ocupado por un público no especialmente ruidoso se convirtiera en el estadio del «miedo escénico» que prometía Valdano a los temerosos visitantes.

Con las gradas repletas, la megafonía buscaba el punto máximo de excitación con el tema de La Mosca 'Yo te puedo dar', el que pide «transforma en esperanza tu desesperación», el que «festeja hasta que el mundo se abra en dos» y advierte al «pobre que quiera robarnos la ilusión».

Los blancos contaron, incluso, con el apoyo del Rey. Don Juan Carlos acudió al Santiago Bernabéu en la que suponía su primer acto público fuera del Palacio de la Zarzuela tras la intervención a la que fue sometido el pasado 3 de marzo. En un principio, se barajaba que la primera salida oficial del monarca -que decidió a última hora acudir al encuentro de 'Champions' con el consentimiento de los médicos- sería la final de la Copa del Rey de fútbol del 17 de mayo.

También Florentino Pérez puso de su parte antes del trascendental partido, al recibir a los jugadores y al cuerpo técnico a su llegada al estadio para animarles. El presidente chocó la mano con todos sus jugadores y dio un cariñoso beso a Mourinho les deseó suerte.

Los aficionados madridistas no recibieron a los suyos con uno de los magníficos 'tifos' del Signal Iduna Park pero sí con una ruidosa ovación. No fallaron y siguieron al pie de la letra la llamada que su equipo hacía en uno de esos vídeos motivadores que surgen en estas ocasiones desde el propio club. Pusieron el corazón en sus gritos, intentaron que lo imposible no existiera, y no les fallaron.

De hecho fueron la fuerza que encendió al equipo desde el saque inicial. Entonces notó el Borussia Dortmund que «Noventa minuti en el Bernabéu son molto longo» y los merengues recordaron a Juan Gómez, pero Higuaín, Cristiano y Özil se olvidaron de marcar en quince minutos supremos de juego y ausentes de acierto.

A los locales no les faltó espíritu. Hasta Sergio Ramos golpeó a Lewandowski con un codazo que perfectamente podía haber sido penalti, al estilo del 'Hacha Brava' Benito, marcando su territorio.

Y el equipo se rompió en mil pedazos, pero tuvo arrestos para insistir cuando se temía más el gol del Dortmund que se veía el tanto de la esperanza. Benzema y el capitán marcaron a gritos del «sí se puede» y «hasta el final, vamos Real».

Pero ahí se acabó la gesta, el Real Madrid de las remontadas y, quién sabe, el de Mourinho . Porque no le faltaba razón al técnico portugués cuando comentó en la rueda de prensa previa al choque el pase a la final era el triunfo del Madrid y la eliminación su fracaso. En el luso puso el Bernabéu sus ilusiones de 'la décima' y, pese a que ha vuelto a colocar a la entidad entre los grandes del fútbol europeo con tres semifinales consecutivas de la Liga de Campeones, en la ida ya reconoció que en este club no se vive de finales, se vive de títulos.