la otra historia

El éxodo vikingo de Groenlandia

Una nueva investigación refuta que los nórdicos abandonaran los asentamientos en el siglo XV por hambruna

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

A finales del siglo X una docena de navíos vikingos comandados por Erik el Rojo llegaron a Groenlandia desde Islandia con la intención de fundar un asentamiento. Durante años cientos de personas les siguieron hasta levantar varios pueblos que llegaron a acoger hasta 5.000 habitantes. Fueron capaces de desarrollar una agricultura en aquellas latitudes y abrir nuevas rutas comerciales con Europa. Sin embargo, 500 años después, por causas aún no aclaradas, los vikingos abandonaron Groenlandia. Las teorías más aceptadas apuntan a un cambio climático que afectó a los cultivos y desató una importante hambruna. Pero una reciente investigación de científicos daneses refuta esta hipótesis y asegura que los vikingos lograron adaptar su dieta a las nuevas condiciones ambientales, lo que añade nuevos interrogantes a su éxodo.

Según las sagas nórdicas, sobre el año 985 los primeros colonos llegaron a Groenlandia, cuyo nombre significa Tierra Verde. Una denominación elegida por Erik el Rojo con la que pretendía animar a más compatriotas a lanzarse a la aventura de instalarse en las nuevas extensiones. Y muchos lo hicieron. La colonia prosperó gracias al comercio de pieles de foca y de colmillos de morsa. Sin embargo, la dependencia de Europa para abastecerse de materias primas como hierro o madera era casi absoluta.

En el siglo XII el clima empezó a cambiar. Las temperaturas bajaron hasta 4 grados centígrados y los veranos se hicieron más cortos. Eso implicaba que los cultivos tenían menos tiempo para madurar y crecer y, por tanto, su número y calidad se redujo. Las bajas temperaturas también hacían inviable la ganadería. Por si fuera poco, el frío prolongó el bloqueo de las rutas comerciales marítimas por causa del hielo. Sin alimentos y aislados, los vikingos optaron por abandonar los asentamientos.

Sin embargo, el equipo de Jan Heinemeier de la Universidad de Aarhus en Dinamarca ha demostrado que los colonos vikingos supieron adaptarse al cambio climático y modificaron su dieta. Los científicos analizaron la proporción de los isótopos carbono-13 y carbono-15 en los 80 esqueletos de personas nórdicas guardados en el Laboratorio de Antropología Biológica de la Universidad de Copenhague. Los resultados mostraron que una gran parte de la dieta provenía del mar, especialmente de las focas. Hasta tal punto llegaron a depender del mar para alimentarse, que las focas representaron entre el 50% y el 80% de los alimentos ingeridos por los nórdicos groenlandeses en el siglo XIV. Es decir, los últimos pobladores vikingos de Groenlandia solo se alimentaban de carne de focas.

Para el equipo de Heinemeire la causa del abandono de los enclaves pudo deberse simplemente a un cansancio de los moradores a vivir en condiciones tan hostiles. Los primeros en abandonar los asentamientos habrían sido los más jóvenes ante la faltas de perspectivas. Esta hipótesis se basa en la ausencia de tumbas con personas de corta edad en el último periodo de los asentamientos. Con el tiempo, el resto de colonos les siguieron e hicieron el camino de vuelta.