BALONCESTO

El Barça se escribe ya a partir de Navarro

El escolta ha superado a Epi como máximo anotador azulgrana en la ACB en una temporada especialmente difícil por sus constantes problemas físicos

MADRID Actualizado: Guardar
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Germán Gabriel peleó por el balón tras recoger el rebote del último tiro libre de la final del Mundial junior de Lisboa. Tuvo que salir corriendo, perseguido por algunos de sus compañeros de selección, empecinados en llevarse a casa uno de los símbolos de un oro histórico. No fue Juan Carlos Navarro -que había fallado aquel lanzamiento desde la línea de personal- uno de los que salieron tras el ahora jugador de Estudiantes. El escolta del Barcelona se llevaba a casa ya un saco de recuerdos para su álbum personal, que empezaba a escribir sus primeras líneas como profesional, y los 25 puntos ante la a priori imbatible selección de Estados Unidos.

No es Navarro precisamente un jugador especialmente fetichista, de los que se suben a los hombros de sus compañeros para recortar las redes de las canastas en las finales ganadas. Bastante tiene con hacer hueco a las muchas medallas conseguidas con la selección, a los títulos obtenidos como azulgrana y a los méritos individuales sumados en decenas de campeonatos.

El último, lo cosechó el domingo ante el CAI Zaragoza, cuando logró 28 puntos y superó al gran Epi como el máximo anotador del Barcelona en la ACB. El alero aragonés aún supera a Juanqui en el cómputo global de una carrera que en el caso de Juan Antonio San Epifanio también abarcó la Liga Nacional. Con una de sus ‘bombas’, Navarro pasó al máximo mito del baloncesto barcelonista. La cifra se paró en 7.035 puntos y le coloca como el octavo artillero de la competición, lejos aún de los 9.759 de Alberto Herreros, que encabeza la lista. Navarro sabía que la marca «estaba cerca» y que «era algo que pasaría esta temporada», pero reconoció que batirla «en el Palau» le hizo especial ilusión.

Es un hito más del de San Feliu de Llobregat en un año especialmente difícil por las lesiones pero que en el que está alcanzando números históricos gracias a su larga carrera y a su facilidad para traspasar el aro rival desde que debutó con el primer equipo culé el 23 de noviembre de 1997. Si en la ACB es el anotador más destacado de su club, en la Euroliga también ha llegado a registros nunca alcanzados por otro jugador. En febrero adelantó a su excompañero Giancula Basile como el mejor triplista del torneo continental más importante y días antes se había convertido en el primero en superar los 3.000 puntos en la competición europea.

Pero el capitán está sufriendo los achaques, en forma de problemas musculares o de fascitis plantar -su ya habitual compañera de viaje y que dice que ha llegado a «controlar»-, de una carrera larga y prolífica pero muy intensa para un cuerpo lleno de talento que acumula choques con las atléticas figuras de otros jugadores muy alejados de su genio, pero que han intentado frenar a base de fuerza la velocidad y el ingenio de Navarro. Juan Carlos sabe que para alcanzar los triunfos no basta con el talento y que el sacrificio y el esfuerzo son fundamentales para mantenerse en una élite de la que ha visto caerse a muchos. Así fue en la pasada Copa del Rey, cuando llegó al límite al partido de cuartos ante el Real Madrid, su rival favorito. Mermado, su colaboración fue fundamental para levantar un trofeo al que los de Xavi Pascual llegaron entre las críticas de muchos y descartados de entre los favoritos por aquellos que olvidaron la capacidad para rendir en los momentos importantes de un equipo campeón y de su líder.

Esa capacidad de superación, tantas veces revelada, la volvió a mostrar el domingo, cuando sumó 28 puntos tras cinco jornadas alejado de la ACB por lesión. La misma ilusión que le lleva a afirmar que espera «poder sumar muchos puntos más con el Barcelona y estar más años aquí». Ya está a la altura del antes inalcanzable Epi. Cuando cierre su libro, la historia del Barcelona se escribirá a partir de Navarro