CONSUMO

Los españoles se quedan a comer en casa

La crisis hizo que las familias redujeran en 2012 el gasto en alimentación fuera del domicilio

MADRID Actualizado: Guardar
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La crisis ha ido modificando poco a poco los hábitos de consumo de los españoles. También en cuanto a alimentación, de forma que cada vez se sale menos a comer o cenar fuera de casa. Según los datos del Panel de Consumo Alimentario presentados por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio ambiente, el pasado año continuó la tendencia alcista registrada en los últimos ejercicios en cuanto al consumo de alimentos en los hogares (+0,2%), mientras que el realizado fuera de casa cayó en un 4,1% respecto a 2011.

La difícil coyuntura económica se refleja también en la composición sociológica de los hogares que más gastan en alimentación. Así, los compuestos por retirados (+1,4%), parejas adultas sin hijos (+3,3%) y jóvenes independientes (+5,3%) tiran del carro del consumo alimenticio. En el otro lado se sitúan las parejas adultas con hijos en edad media (-0,7%) y pequeños (-0,5%).

Además, por primera vez desde 2004, el precio es la razón principal que mueve a los consumidores a elegir un establecimiento para la compra de alimentos. El segundo factor en importancia es el de la calidad de los productos y el tercero, la proximidad o cercanía del local. El informe del ministerio que dirige Miguel Arias Cañete desvela además un importante incremento de los canales dinámicos (híper, súper, autoservicios, etc…) a la hora de adquirir productos frescos, si bien aún o no han logrado desbancar a los comercios tradicionales.

En lo que se refiere a la cesta de la compra, la encuesta –realizada en 12.000 hogares españoles- desvela un aumento en el consumo de alimentos básicos: fruta fresca (+2,7%), pan (+1,2%), huevos (+1%), carne (+0,8%) y los derivados lácteos (+0,7%). Los españoles consumieron menos aceite (-2,3%), y especialmente el de oliva (-3,8%), si bien el virgen experimentó un aumento del 2,9%. Sin embargo, el último trimestre del año asistió a un desplome del 16% en el consumo global de aceite de oliva, motivado por un alza en el precio del 10,8%.