El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. / Archivo
entrevista

Zapatero: «El referéndum catalán no se puede celebrar»

El expresidente del Gobierno asegura que no tiene cabida en la Constitución y duda de la verdadera vocación independentista de Artur Mas

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El referéndum independentista pactado por CiU y ERC no se celebrará porque, simplemente, no está contemplado en la Constitución. Así de claro se ha mostrado el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, que esta mañana ha roto el silencio que ha venido manteniendo desde que abandonó la Moncloa en una entrevista para el programa 'Al rojo vivo' de La Sexta.

"¿A dónde van? ¿Por qué un viaje a ninguna parte", se ha preguntado el ex jefe de Gobierno antes de apuntar que lo que más le duele de la deriva soberanista auspiciada por los nacionalistas catalanes es que se haya producido en un momento de crisis como el actual, en el que millones de personas están sufriendo. "CiU y ERC saben que su plan no puede cumplirse", ha añadido e incluso ha dudado de la verdadera vocación independentista de los líderes de CiU, especialmente la de Artur Mas. Aún así, Zapatero ha roto una lanza a favor del presidente de la Generalitat al asegurar que confía en sus principios democráticos en base a los cuales le ha emplazado a un diálogo con el Gobierno, "única opción para superar la actual situación". "Me quedo con que a lo largo de los últimos 30 años CiU siempre ha sido leal a la Constitución”", ha señalado antes de lanzar una advertencia: "También Ibarretxe lo intentó y al final la razón democrática se abrió camino".

Una posible secesión no sería bien recibida en el seno de la UE, a juicio del expresidente. "La independencia -ha continuado- no despierta la más mínima simpatía porque en Europa solo se conjuga el verbo 'unir'". En esta línea ha apuntado que el camino para todos, catalanes y españoles, es el de la UE.

Rescate: no por el momento

Zapatero ha coincidido con el Gobierno popular en que por el momento no es necesario pedir un segundo rescate a los socios europeos. No solo ha expresado su deseo de que no haya que recurrir al mecanismo de ayuda, sino que se ha mostrado convencido de que España cuenta con las condiciones para que este no se produzca.

Ha recordado que la solicitud de ayuda conllevaría una estigmatización de España en el exterior y la imposición de una serie de condiciones económicas desde Bruselas que implicarían una pérdida de soberanía. Para evitar esta situación, cree indispensable la intervención del BCE en el mercado de deuda. Y también la de Angela Merkel: “Si Alemania da pasos en dirección a la unión económica, aunque sean lentos, los mercados se tranquilizarán”.

Con respecto al primer año de Gobierno popular, Zapatero ha preferido mantener la cautela y evitar cualquier tipo crítica. Ha insistido en que su obligación como expresidente es la de ayudar a España y apoyar al Ejecutivo que ha sido elegido por la ciudadanía. Incluso se ha negado a contestar las repetidas acusaciones que vierte el Gobierno, incluido Rajoy, de que todos los ajustes que se están llevando a cabo se deben a la nefasta herencia socialista.

Acerca de los recortes, cree que en algunos casos son necesarios, pero se deben llevar a cabo siempre con la convicción de que deben de ser “reversibles” para cuando la economía vuelva a la senda del crecimiento.

Autocrítica

“Es obvio que no estuve acertado en ver la llegada de la crisis y comprendo que mi tardanza en usar esta palabra sea motivo de críticas”. Con estas palabras el ex jefe del Gobierno ha reconocido su parte de culpa por la actual situación de España. Y cuando acometió los primeros recortes en mayo de 2010 –que incluyeron congelación de pensiones y bajada del sueldo a los funcionarios- era consciente de lo que iban a suponer electoralmente: “Prometí hacer lo mejor para España y lo cumplí, aunque no fuera lo mejor para mi partido que lo ha pagado con creces”.

También ha respondido a las voces que desde la izquierda le atacan por la reforma constitucional pactada con el PP para incluir el equilibrio presupuestario en la Carta Magna. No solo la ha defendido como una medida imprescindible para frenar el endeudamiento del Estado, sino que se ha mostrado a favor de acometer nuevas modificaciones en la Constitución, siempre y cuando gocen de un amplio consenso.

No ha olvidado a los casi más de seis millones de personas que engrosan las filas del paro, que siguen siendo su máxima preocupación, y ha confesado que durante su mandato recibir los datos de desempleo el día antes de que se publicaran le suponía una auténtica conmoción. Aún así ha defendido el legado social de sus mandatos, en los que se aumentaron las pensiones un 24% y el salario mínimo un 12%, según ha puesto a modo de ejemplo.

Por último ha hablado de su salida de la Moncloa y del poder: “Desde el primer día dejé de echar de menos ser presidente”. Y con respecto a 2013 ha vaticinado que será mejor “si llega un poco de ayuda europea”.