Anders Fogh Rasmussen. / Efe
TENSIÓN EN LA REGIÓN

La OTAN se acerca a Siria

La Alianza autoriza el despligue de misiles antiaéreos 'Patriot' en Turquía, tras dos jornadas marcadas por el eventual uso de armas químicas

MADRID Actualizado: Guardar
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Es probable que el régimen sirio –una vez no son veces– dijera la verdad el domingo en un escueto comunicado de redacción antológica según el cual “nunca y bajo ninguna condición utilizará contra su propio pueblo armas químicas, si las tiene”. La razón es que hacerlo daría un pretexto envidiable a sus adversarios para intervenir.

Ayer lunes el propio presidente Obama fue categórico y dirigiéndose a al-Assad reiteró: “el mundo observa (…) y si usted comete el trágico error de utilizarlas, será tenido por responsable de las consecuencias”. Y hoy el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, dijo que hacerlo provocaría “una inmediata reacción de toda la comunidad internacional”. Esto pocas horas antes del anuncio oficial de esta tarde: la OTAN desplegará misiles antiaéreos “Patriot” en la frontera turco-siria.

Todo este chocante episodio, suscitado por lo que parecieron actividades inusuales en los pretendidos depósitos de tales armas o de sus vectores, tal vez no se hubiera producido sin lo que en Damasco daban por seguro hace tiempo: que la OTAN daría su aprobación al despliegue de cohetes antiaéreos en la larga frontera turco-siria. Tal cosa acaba de suceder en la reunión de la Alianza en Bruselas.

'Patriot' antiaéreos

Turquía ha vacilado mucho antes de solicitar el envío de las baterías de misiles tierra-aire de la OTAN y no lo hizo cuando un avión suyo fue abatido tras entrar unos momentos en el espacio aéreo sirio en junio y lo sometió a un debate en el interior del gobierno y tras sondear al parlamento cuando hace exactamente dos meses un obús sirio cayó en suelo turco y mató a cuatro civiles.

El escenario interior turco, contra lo que pueda creerse aquí, no es de completa unanimidad nacional y la fuerte oposición, el “Partido Republicano del Pueblo”, que ha gobernado el país durante largos años, rehusó dar poderes especiales para el primer ministro Erdogan si este necesitaba enviar tropas al exterior y su líder, Kemal Kiliçdaroglu, cree que el gobierno está acercando al país a “un estado de guerra”. Los 'Patriot', que llegarán a Turquía poco a poco y serán desplegados “en las próximas semanas”, tienen la ventaja de que son políticamente más digeribles: son abiertamente defensivos y no se espera que los sirios hayan perdido la cabeza y bombardeen Turquía.

Al mismo tiempo, y aunque hay algunos rumores de que a la Alianza no le ha gustado mucho la petición turca porque desea circunscribir el conflicto a la región y mantenerse al margen, Ankara se apunta un tanto, el de su peso político como socio de la organización, a la que prestó grandes servicios en los años de la “guerra fría” y la contención de la Unión Soviética.

Washington subarrendó la crisis

Una prueba indirecta de la incomodidad atlántica es el esfuerzo de su oficina de prensa desde Bruselas para expandir al mundo entero que el movimiento no significa ni una involucración de la alianza en el conflicto, ni siquiera – y esto más difícil de argumentar – una especie de primer paso oficioso para la eventual creación de una “zona de exclusión aérea” al servicio de la rebelión.

Los norteamericanos, muy cautelosos tras el episodio libio y visto el rígido bloqueo que sobre la crisis siria ejercen Rusia y China en el Consejo de Seguridad, andan con pies de plomo y han optado abiertamente por una especie de subarriendo del conflicto a sus aliados regionales, principalmente Arabia Saudí, Qatar y Turquía, los factores más dinámicos en la asistencia militar, financiera y política a la oposición en armas. La recientemente creada “Coalición Nacional” de fuerzas sirias ha sido reconocida como una especie de gobierno en el exilio (aunque no todavía por Washington) y aún se sigue la trágica y lenta evolución sobre el terreno.

Las últimas semanas han marcado puntos para los rebeldes, sobre todo cerca de Damasco y provocado cierta alarma inusual en el gobierno, pero el punto muerto permanece y noticias como la de hace horas 29 estudiantes y su profesor por obuses lanzados por los insurgentes siguen complicando el proceso de toma de decisiones y confirmando que el poliédrico conflicto es una guerra civil inclasificable de porvenir incierto.