'El inquisidor', de Velázquez. / RC
ARTE | PINTURA

Velázquez retrató al inquisidor Sebastián García de Huerta

Carmen Garrido, conservadora del Prado, atribuye al genio sevillano este retrato temprano | Pintado hacia 1628, estuvo España hasta 1929 y ahora es de un coleccionista anónimo

MADRID Actualizado: Guardar
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La magra nómina de lienzos de Velázquez se incrementa con una firme atribución aportada por Carmen Garrido, conservadora del Museo del Prado, que atribuye «sin dudas» al genio sevillano la autoría de 'El inquisidor', una tela de mediano formato que habría sido pintada hacia 1628 por el autor de 'Las Meninas', genio que a lo largo de toda su carrera realizó poco más de un centenar de pinturas. La tela fue ya atribuida a Velázquez por primera vez hace casi 80 años, aunque sin el aparato técnico y científico que ahora lo corrobora. Se trata de una obra de juventud en la que Velázquez retrató a Sebastián García de la Huerta (1576-1644), secretario de Felipe IV del Tribunal de la Inquisición. Lo habría hecho en Madrid y antes del primer viaje a Italia del pintor, una de las etapas menos conocidas del genio sevillano.

Carmen Garrido, jefa del Gabinete de Documentación Técnica del Museo del Prado a punto de jubilarse, experta en Velázquez y autora de varias monografías sobre el pintor, comunicó el hallazgo y la consecuente investigación este martes a través de la revista 'Ars Magazine', que lo publicará en su próximo número, el de enero-marzo. La atribución se sostiene sobre el pormenorizado análisis técnico realizado en la Pinacoteca Nacional de Múnich.

Con unas dimensiones de 121 por 101 centímetros, el óleo está perfectamente documentado y en buen estado de conservación, necesitado acaso de una limpieza y la retirada de algunos repintes. La pintura no se ha restaurado por consejo de los asesores de los propietarios, aunque se sabe que en el siglo XIX se limpiaron la cabeza y una mano. Garrido es una de las mejores conocedoras de la obra de Velázquez. Es autora, junto a Jonathan Brown, de 'La técnica de un genio' y está convencida de que el caballero de inquietante mirada que fue Sebastián de la Huerta fue pintado por Velázquez. Sostiene además que se llegaron a inventariar dos lienzos muy similares pero que a uno de los dos se le perdió la pista durante la Guerra Civil española.

La pintura ahora atribuida a Velázquez estuvo en la localidad toledana de La Guardia en manos de la familia del retratado hasta 1929, año en el que fue vendido al anticuario madrileño Miguel B. Marcos de León por 41.000 pesetas. Posteriormente fue adquirido por una familia residente en Latinoamérica, momento en el que se le pierde la pista.

Fueron los propietarios del lienzo quienes contactaron con Garrido para demandarle su opinión sobre la autoría de la pintura. Para ello tanto la experta como la obra viajaron a Múnich, ciudad en la que se realizó la pericia, en el prestigioso Instituto Max Doerner, dependiente de la Alte Pinakothek. En cuanto vio el cuadro dice Garrido que supo que se trataba de un obra de Velázquez, según ha explicado, aunque inició el proceso pertinente para sustentar en pruebas y análisis técnicos una atribución de la que no alberga dudas.

Asegura la experta que los trazos velazqueños «son inconfundibles». Y que los rasgos de su peculiar manera de pintar se hacen evidentes en detalles como «la pincelada que marca el horizonte» y la resolución de las cabezas y las manos del retratado «con unos cuantos brochazos».

Sobre un virgen

En su estudio, Garrido data la obra justo antes del primer viaje a Italia de Velázquez. En su análisis compara el cuadro con otros de esta etapa madrileña, la más desconocida del pintor y de la que solo se conserva una decena de lienzos. Destaca la experta las semejanzas compositivas y de factura con los retratos de Felipe IV y del Infante Don Carlos, conservados en el Prado, y explica cómo una radiografía ha revelado que la misma tela oculta esbozada una Virgen. Se trataría de la figura invertida de una Dolorosa, la Virgen de la Soledad, que Velázquez habría dejado inconclusa, girando después el lienzo y pintando sobre él el retrato del inquisidor.

August L. Mayer ya incluyó el retrato en 1936 como obra de Velázquez en su catálogo razonado, pero afirmaba que el retratado era Juan de Fonseca, sumiller de Cortina del Rey. Casi tres décadas después José López Rey y Angélica Mayer recogen y validan la atribución de August L. Mayer en 1963 en otro catálogo razonado de Velázquez que no llegó a publicarse.

Sus actuales propietarios han blindado su anonimato y se ignora si tienen la intención de sacar la pintura al mercado. Con todas las cautelas, a la hora de hacer una valoración la conservadora ha recordado que la última obra de Velázquez que llegó al mercado se adjudicó en 3,5 millones de euros. Era también un retrato, solo una cabeza, y fue adquirida por Otto Naumann, que lo sacará a la venta el próximo año. La velazqueña, 'Santa Rufina' adquirida por la Fundación Focus Abengoa en una subasta de Sotheby's-Londres en 2007, costó 12,4 millones de euros.

La conservadora española ha explicado que no recurrió al excelente departamento técnico y a los talleres del museo para el que trabaja desde hace más de tres décadas porque así se lo reclamó la familia que posee el lienzo. Asegura haber realizado todo el trabajo de campo y el informe en su tiempo libre y que esta labor es «un homenaje que Velázquez me dedica cuando estoy a punto de concluir mi vida laboral en el museo».