primera división

Messi sujeta al Barça en un clásico descosido

El extraordinario pulso goleador entre los dos mejores jugadores del mundo se cierra en tablas (2 goles cada uno) y permite a los culés seguir con ocho puntos de ventaja sobre su gran rival

MADRID Actualizado: Guardar
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Fue mejor el Madrid, sobre todo en el primer período, pero Messi sujetó a un Barça que se mantiene invicto y con ocho puntos de ventaja sobre su gran rival a pesar de no alcanzar ni por asomo el gobierno de la situación que exhibía con Guardiola. No supieron cerrar el choque los de Mourinho en el primer acto y al final, en especial cuando Essien salió para ‘sujetar’ el centro del campo, pudieron perder. Hubiera sido demasiado injusto. Tablas en otro pulso extraordinario entre los dos mejores jugadores y goleadores del mundo, con permiso quizá de Falcao a la hora solo del remate final, que benefician a los culés porque mantienen una colosal renta de ocho puntos tras afrontar la primera gran cita del curso con una defensa de lo más endeble.

La alineación local fue una muestra fehaciente de que las bajas de Puyol y Piqué le causaron migraña a ‘Tito’ Vilanova. Le obligaron a cambiar de plan en una zona de máximo riesgo y ante el peor adversario posible. Sorprendió el técnico gerundense al ubicar a Adriano en el centro de la zaga. Un golpe moral para Song, que naufragó en esa posición ante el Sevilla, ya que Negredo le hizo un traje, y para el canterano Bartra, el único especialista con el que contaban los culés para ejercer ahí. Aunque lo fácil era haber elegido al camerunés y, si luego la misión fallaba, responsabilizar a la dirección deportiva por la mala planificación, ejerció, fue valiente e improvisó una solución de emergencia aun a riesgo de recibir luego críticas feroces. El brasileño es un lateral con problemas para defender, pero rápido y experto. Ypensó ‘Tito’ que ambas virtudes son fundamentales en partidos de este rango y con atacantes enfrente tan veloces como Cristiano Di María e incluso Benzema. Con Adriano perdía poderío en los balones aéreos.

En el Madrid, ‘Mou’ no engañó a nadie en la previa y jugó con su equipo tipo, sin ataque alguno de entrenador. El mismo del sonrojante 5-0 con el que empezaron los líos de los clásicos modernos hace dos años, con el único cambio de Arbeloa en lugar de Carvalho. Claro que entonces Sergio Ramos era lateral. Pese a las broncas del día del Deportivo y a estar insatisfecho con su rendimiento y dedicación, el portugués brindó la gran oportunidad Özil en detrimento de Modric, a quien observa inadaptado, y del renacido Kaká. Un equipo ofensivo que salió al Camp Nou con valentía, sabedor de que necesitaba vencer para cambiar el curso de la Liga.

Aunque el Barça siempre tiene más posesión de balón en el Camp Nou, y eso que el de ‘Tito’ elabora algo menos que el de Guardiola y es más directo, la sensación de dominio del Madrid en el primer tiempo fue incuestionable. ‘Mou’ tiró hacia el centro del campo, presionó con orden y arrojo y ahogó a los culés en su salida del balón. Busquets no aparecía y, si falla el ancla, Xavi se siente como un náufrago. Ni el de Terrasa, ni Cesc, ni Iniesta, ubicado de extremo zurdo, se hallaban.

Pepe salta al bulto

Pronto tradujeron los blancos su superioridad en ocasiones. Y muy claras. Cada vez que superaban con un balón en profundidad el centro del campo, silenciaban a una afición muy exaltada. Antes del cuarto de hora, Cristiano se sacó un gran centro desde la derecha y Benzema no enganchó bien la volea. En un saque de esquina, Sergio Ramos se elevo solo, pero el cabezazo se le fue. A la tercera, el Madrid no perdonó. Cristiano, ahora por la izquierda, recibió de Benzema y la clavó por el hueco que dejó libre Valdés en su palo. Se le puede responsabilizar al portero del gol, pero el disparo era de muerte.

Solo había entonces un equipo en el campo. Con más físico, más decisión, más velocidad y las ideas más claras, el Madrid era el dueño. Pero le faltó matar el partido. Su tradicional pegada no le acompañó esta vez, y eso que Dani Alves se rompió y resquebrajó todavía más a su equipo. Una acción enorme de Khedira, metido como extremo derecho, la desperdició Benzema con un remate al palo. Y de postre, Di María la envió fuera. Estaba desequilibrado pero tenía toda la portería por delante. No había inquietado el Barça a Casillas pero empató en su primera opción. Pepe midió mal un salto por ir al bulto, no encontró ni el apoyo en Xavi, ni el balón, y Messi no erró.

La polémica, inherente a estos choques, llegó tras la reanudación. Posible penalti de Mascherano a Özil, ‘piscinazo’ de Iniesta ante Pepe y segunda amarilla perdonada a Xabi Alonso en la falta que preludió el golazo de falta de Messi. Era impensable que el Barça ganase pero los genios tienen estas cosas. Hubo entonces movimientos importantes en los banquillos, con las incorporaciones de Higuaín y Alexis. Cristiano, en un intento de chilena, se dañó la clavícula izquierda. No fue óbice para que firmara las tablas en una jugada fugaz. Gran pase de Özil, de nuevo discontinuo. Kaká entró al final pero no se ganó el puesto. Al instante se incorporó Essien y el Barça controló. La última la tuvo el chaval Montoya, pero el gran tiro se le fue al larguero. Otro clásico global, de ida y vuelta y por momentos desencorsetado, que prestigia al fútbol español en el mundo.