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Tres históricos que regresan a la élite

Deportivo, Celta y Valladolid confían en el bloque y el estilo que les dio el ascenso para consolidarse en la máxima categoría

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Tres ascendidos, tres históricos que regresan, tres ciudades que vuelven al mapa futbolístico. Y los tres con un denominador común: las estrecheces económicas y la necesidad de hacer virtud de las penurias. Los tres han mantenido su apuesta por el bloque que les dio el ascenso, al contrario de otras veces en las que subir a Primera solía provocar radicales cambios de plantilla. Con los técnicos que lograron sacar al equipo del pozo de la Segunda, Deportivo, Celta y Valladolid aspiran a mantenerse aprovechando el largo impulso que suele provocar huir de la categoría de plata.

Nueve de los once titulares de la pasada temporada permanecen en el Valladolid. Una respuesta a los problemas económicos de la entidad blanquivioleta, sometida a concurso de acreedores, y a la vez una reafirmación de la filosofía que el propietario, Carlos Suárez, marcó cuando en julio del año pasado tomó el control accionarial del club. Dijo entonces el nuevo dueño que fichaba a Djukic por tres años porque quería un proyecto a largo plazo con jugadores de la cantera y sentar las bases para que todos los equipos del club, desde el primero al alevín, jugaran de la manera que impusiera el serbio. El ascenso, ganado en el ‘play-off’ ante el Córdoba y el Alcorcón, ha reforzado esa propuesta.

Llega el Valladolid a la Liga BBVA que abandonó hace dos temporadas con un equipo aún corto en efectivos, pero plenamente imbuido del carácter de su líder: Miroslav Djukic. La competitividad del extraordinario central serbio de Deportivo y Valencia se deja sentir en cada estamento del club. En las alturas porque no ha temblado el pulso a la hora de descartar a uno de los ídolos de la afición, el exmadridista Alberto Bueno, con el que el técnico no ha tenido nunca buena relación. Acostumbrado a ser el jugador referencia en los equipos de la cantera blanca, el delantero nunca asimiló bien su papel secundario en el Valladolid, lo que le ha terminado por costar la continuidad pese a tener contrato. Y sobre el césped, porque el club albivioleta se ha convertido en un equipo reconocible. Al igual que pasara en la época de Mendilibar, la plantilla sabe a qué juega y cree en la manera en la que juega: sacar el balón jugado, hacer la transición a través de los medios centros y ser profundo con los laterales son las esencias que desea Djukic para su equipo.

El bloque coruñés

De los tres recién ascendidos, el Deportivo fue el primero en subir las escaleras de vuelta a la élite. En una competición regular es de perogrullo hablar de merecimiento en el éxito y en el fracaso, pero igualmente conviene recordar que si el pasado año hubo un equipo con hechuras de Primera en Segunda, ese fue el otrora ‘SuperDepor’.

El inicio de Oltra no fue el deseado, e incluso en los mentideros se habló de destitución, pero a pesar de ser un tipo controvertido, no se puede negar que Augusto César Lendoiro sabe de fútbol. Por eso tuvo paciencia, porque sabe que al ascenso se llegaba teniéndola. Como sabe que el objetivo de salvarse sin demasiados apuros esta temporada pasa por saber dotar de un buen fondo de armario al bloque del ascenso. Lendoiro -que, decíamos, conoce bien el negocio- ha arrimado su sardina al ascua de Jorge Mendes, el representante de representantes, y ha conseguido apuntalar su plantilla.

El Deportivo este año ‘falará portugués’, por tanto. Pero siempre con acento canario: el de Juan Carlos Valerón. A sus 37 años, sigue siendo el mago que maravilló a Europa hace más de un lustro. Cuando Valerón juega lo hace el Depor. Y Oltra, siempre exigente, sonríe. Y si el uno juega, el otro sonríe y la pelotita quiere entrar, el objetivo de salvarse sin demasiado sufrimiento estará más cerca.

Base y coherencia viguesa

Coherencia y normalidad son los vocablos que definen los últimos años de vida del Real Club Celta. A su llegada a la entidad, Carlos Mouriño recibió incluso en tono jocoso el apelativo de ‘mariachi’, dada su trayectoria como empresario en México. También se buscaba con ello hacer de menos a un dirigente cuerdo que desde que llegó a Vigo trabaja en el saneamiento del club.

Apostó por un modelo. Al principio no fue bien, pero perseveró. Primero Eusebio, luego Herrera. A Madroa, centro de operaciones. Base. Cantera. Coherencia. Y al final, ascenso. Y practicando un gran fútbol. Más preciosista si cabe que el del Depor campeón.

Hubo un tiempo en que cualquier equipo que ascendiese, fuese a la categoría que fuese, desmontaba su plantel. Funcionaba el fútbol como la sociedad estamental: si eres jugador de Segunda, nunca lo serás de Primera. Pero ya no. La evolución -o, dada la situación económica que atraviesan los clubes, involución, según se mire- ha traído unas nuevas ideas.