FINAL DE LA COPA DEL REY

Guardiola no cambió; Bielsa, sí

El técnico del Barça fue fiel a su estilo y acertó con Pedro, mientras que el del Athletic modificó sistema, jugadores y posiciones y no fue capaz de levantar a su equipo tras la final europea

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Pep Guardiola, como no podía ser de otra manera, no cambió el día de su despedida. Sin embargo, tras perder la final de la 'Europa League', que no sirvió de lección, Marcelo Bielsa sí lo hizo. Mientras que el técnico del Barça fue fiel a su estilo, el del Athletic decidió modificar su sistema y también jugadores y posiciones. Bielsa dejó fuera de la alineación a Ander Herrera, un futbolista básico durante toda la temporada (la gripe pudo con Iturraspe), adelantó a Javi Martínez al medio campo, y colocó a Llorente solo en punta. Guardiola, en cambio, acertó de pleno al apostar por Pedro en el once, poner a Messi de falso delantero, y a Alexis en la banda izquierda.

El resultado fue un repaso en toda regla de los azulgrana a un rival bisoño y empequeñecido que, al igual que en la final continental de Bucarest ante el Atlético, volvió a salir asustado, superado por las circunstancias y por un Barcelona radiante de intensidad. Cuando parecía que los azulgrana, supuestamente agobiados por cantos de fin de ciclo, estaban ya de vacaciones, reapareció el mejor Barça. El adversario, sin embargo, fue aún peor que el desconocido Athletic de la capital rumana. Después de ese varapalo, Bielsa fue incapaz de levantar anímicamente a sus futbolistas y al menos convencerles de que se podía plantar cara al gran favorito. Cuando el argentino reaccionó tras el descanso y quiso desandar lo andado al dar entrada a Ander Herrera y llevar a Muniain a la izquierda, fue muy tarde. Ya no había remedio.

Ataviado con chándal, el argentino se pasó prácticamente todo el partido, desde el pitido inicial, en la zona técnica, en cuclillas, y apenas dio órdenes a sus jugadores. Estuvo un poco más activo en el segundo tiempo. En el otro bando, el traje de Guardiola apareció solo cinco minutos después de que se abriese el marcador. Y en el 13' ya estaba llamando a Pedro para dar intrucciones al canario, cuando el Barcelona era entonces una apisonadora en un duelo de hombres contra niños. El catalán, muy metido en el partido, no quería que se le escapase un detalle, ni que sus pupilos se desconectasen ni un instante, pese a su tremenda superioridad.

La cara opuesta era el 'Loco', que ni siquiera se alteró con el 0-3. Ni tampoco, aunque no le hiciese gracia, cuando cerca del descanso, una fila de policías se excedió pegándose demasiado a él, y más de un agente le impidió la visión del terreno de juego. Aunque en los últimos minutos del primer tiempo tampoco se perdió demasiado, porque en esa parte del campo atacaba su equipo, que apenas se aproximó en ese periodo a las inmediaciones de Pinto. Tampoco protestó Bielsa el penalti que le hizo Piqué a Llorente en el minuto 26. El argentino ni se inmutó por ese agarrón. Todavía debía estar rumiando y preguntándose por qué, en menos de media hora, se había resuelto la Copa. Cuando no estuvo agachado, paseó cabizbajo de un lado a otro del área técnica. A su derecha, Guardiola se mantuvo siempre altivo. Con las manos en los bolsillos en muchos momentos, pero siempre inquieto y autoritario. Como su Barça.