FÚTBOL | LIGA DE CAMPEONES

Messi descarta la sorpresa

Dos penaltis polémicos anotados por el argentino abrieron el camino del equipo español hacia la semifinal.

Actualizado: Guardar
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Por quinto año consecutivo, el Barça estará en las semifinales de la ‘Champions’. Parece algo normal y su clasificación resulta casi hasta rutinaria, pero solo el tiempo dará la dimensión real de lo que está consiguiendo este equipo. Juega como nadie, pero sobre todo, compite como nadie. Una vez más, en un partido grande y vibrante, los hombres de Guardiola dejaron fuera a un Milan, que de la mano de Ibrahimovic y Robinho, por momentos puso en serios aprietos al FC Barcelona.

El partido, digno de la categoría del choque y haciendo honor a la historia que atesoran ambas escuadras (con once Copas de Europa entre las dos), empezó eléctrico, casi de vértigo. Ambos se retaron a un ida y vuelta a tumba abierta, en el que el balón circulaba a una velocidad endiablada. Messi, Alves e Iniesta ponían la directa por el lado azulgrana e Ibrahimovic, Robinho y Boateng hacían lo propio para los italianos. A diferencia del partido de ida, en el que había miedo y respeto, la vuelta fue un cara o cruz. Al Barça solo le valía ganar y se puso manos a la obra bien pronto.

Y es que el partido discurrió tal y como esperaban Massimo Allegri y Pep Guardiola. «Encontraremos la mejor versión del Barça», dijo el italiano; “el Milan hará un gol”, respondió el catalán. Pleno en la futurología. Y pleno futbolístico, sobre todo del Barça, que se dejó las cautelas en la caseta y se lanzó, con tres defensas, a por el rival desde el pitido inicial. Guardiola modificó la retaguardia de cuatro que alinea últimamente para poder dar cabida a Cesc. Más que nada, porque con 4 atrás, el de Santpedor se había encontrado con el problema de que no sabía muy bien dónde ubicar al ex del Arsenal. En el esquema 3-4-3, tenía sitio como falso ariete, entrando desde la media punta. Pero con tres en el centro del campo esa figura desaparece. Ante el Milan, el técnico catalán se olvidó de contener, ignoró el temor al tridente lombardo y alineó a tres defensas, subió a Alves al extremo derecho y colocó a Cesc en punta, acompañando a Messi en el centro. El otro extremo, el zurdo, fue para Cuenca.

La mejor versión del Barça esperada por Allegri, además, es la que puede verse cuando su número 10 juega enchufado. Solo así se entiende la jugada del primer gol. Messi presionó a Ambrosini en la medular y se hizo con el balón. Se plantó en el área, tocó para Xavi, quien, incapaz de rematar, perdió el balón; lo recuperó Antonini, Messi luchó de nuevo, se lo arrebató y le hicieron un penalti, que anotó por bajo.

Todo el partido por delante y el Milan, que sacó casi el mismo equipo que en la ida -el único cambio fue Abate por Bonera en el lateral derecho- se veía obligado a dar un paso adelante. Pero no se dio por aludido. Los milanistas están curtidos en mil y una batallas y no perdieron los nervios. El Barça aprovechó para darle algo de pausa a su juego. Hasta que hacia la media hora Robinho e Ibrahimovic destaparon el tarro de las esencias. El brasileño recordó al proyecto de crack mundial que fue cuando irrumpió en el Santos y el sueco demostró que está entre los 5 mejores del mundo. Temple, pase, potencia, disparo… lo tiene todo. Además de visión de juego. La que le permitió asistir a Nocerino, que batió de tiro cruzado a Valdés. Jarro de agua fría y el miedo a la eliminación sobrevoló por minutos el Camp Nou. Los italianos se crecieron porque el partido se les ponía a pedir de boca. Con esperar agazapados a la contra tenían medio pase en el bolsillo. Fue ahí cuando el Barça encontró lo que algunos llaman suerte de los campeones o en Italia denominarán a partir de ahora capotazo de Kuipers. Nesta forcejeó con Busquets en el lanzamiento de un córner y el árbitro vio penalti por agarrón (dudoso, de los que hay media docena por partido) del italiano. Messi no perdonó desde los once metros y el juez neerlandés dio alas a los amigos de la teoría de la conspiración Villar/Platini para favorecer al Barça. Cuando peor lo estaba pasando, el Barça salió vivo y logró irse al descanso con ventaja.

Tras la reanudación, la fortuna volvió a aliarse con los azulgrana, aunque hay quien podrá decir que la suerte es para el que la busca, para el que ataca y para el que pisa área. Solo así pudo Iniesta favorecerse de un rechazo de Messi, para hacer el tercero, que a la postre supuso la puntilla para los italianos.

Allegri intentó recomponer el equipo, dio la manija a Aquilani, introdujo a Pato y la escuadra lombarda mejoró. Pero no lo suficiente. El Barça ya espera al Chelsea o al Benfica y de reojo, al Madrid. La ‘Champions’ de este año promete emociones fuertes.