'¿Quién quiere casarse con mi hijo?'. / Archivo
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Las suegras de la tele

'¿Quién quiere casarse con mi hijo?' dobla en audiencia a 'Crematorio'. Y no hay color...

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Se ha quedado 'Crematorio' con un millón pelado de espectadores en su segunda entrega. Y, sinceramente, merece mucho más porque la serie tiene una factura impecable, un reparto de lujo y se sale, ¡por fin! del carril del relato histórico. Tampoco hay un problema de identificación con el argumento, que la trama está plagada de políticos y empresarios corruptos. ¡Si hasta el que parecía bueno se ha demostrado un manirroto!

La noche de los lunes es, probablemente, la menos competida de la semana, así que... ¿dónde están los otros siete u ocho millones de espectadores que no le han dado una oportunidad a la que es, con seguridad, una de las mejores series españolas? Mercedes Milá tiene su parroquia de fieles, así que con esos no contábamos... Lo llamativo no son los dos millones y pico de seguidores de 'Gran Hermano', sino que casi otros tantos se hayan enganchado al programa de Cuatro en el que las madres buscan novia a sus hijos.

Como apenas hay pausas en 'Crematorio' no me ha dado apenas tiempo a seguir las evoluciones románticas de los chicos, pero bastan unos minutos para comprobar que con las señoras de por medio las probabilidades de éxito son casi nulas. Un par de frases pilladas al azar en un momento de anuncios de 'Crematorio' nos da una idea del 'nivel' de las madres: "Donde vivo tengo mucha gente de tu raza y veo a los bebés... los conguitos, y me tiro a por ellos", le suelta una de las madres a la pretendienta negra de su hija. Se lo dice por quedar bien porque ya le ha puesto la cruz, que "al ser de otro país...". Ella prefiere que su retoño se ligue una chavala que es blanca y encima "tiene un padre juez". Luego esta otra, inclasificable si uno no quiere entrar en el terreno de las descalificaciones, que llama "frescorra" a una de las candidatas que hace ojitos su hijo, un cabestro que aprovecha la mínima para meterles mano. "Esto lo vamos a arreglar", le dice a una de las chicas mientras le palpa el pecho. Y el lo quiere arreglar con silicona... Mientras, su madre da palmas con las orejas, ¡menudo es su niño! Quiere para el chaval una novia con referencias, y cuando se entera que una de las pretendientas ha estado liada con un jugador del Real Madrid se pone loca de contenta.

Pero ninguna supera a Toya, esa mujer "clasista" y "pija" -lo ha dicho su hijo- que goza de un poder económico "potable" y que tiene derecho de admisión en casa. La nuera deberá ir a misa y no llevará piercings. Eso como mínimo. Para conocer más a fondo a las aspirantes a nueras, las llevó a una clínica de cirugía, por si alguna necesitaba un “retoquito” que se puedan arreglar con el bisturí. Ojalá lo de estas madres tuviera también un arreglo así de fácil...