El monarca, durante su discurso televisado. / Foto: Efe | Video: RTVE
DISCURSO DE NAVIDAD

El rey: «La justicia es igual para todos»

El monarca censura las "conductas irregulares" que no se ajustan a "la moralidad y ética" pero pide no generalizar

MADRID Actualizado: Guardar
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Había gran interés este año por conocer el discurso de Nochebuena del rey, la intervención anual más explícita y reveladora del jefe del Estado, en que don Juan Carlos ha volcado tradicionalmente sus mensajes más intensos. Y la expectación no ha defraudado: el monarca, con sencillez y elegancia, ha invocado el rigor y la ejemplaridad con que deben comportarse quienes encarnan las grandes instituciones del Estado. Ha reivindicado el imperio del Estado de Derecho y ha manifestado con paladina claridad, fácil de interpretar, que “la Justicia es igual para todos”, lo que deja a salvo la Institución de los errores cometidos por alguna persona del entorno regio en una clara referencia al duque de Palma, Iñaki Urdangarin, investigado por las posibles irregularidades en el Insituto Nóos. Don Juan Carlos ha entendido la natural reacción de repulsa que la opinión pública ha manifestado ante tales excesos, y ha pedido que no se produzcan generalizaciones, que serían injustas.

En otro lugar de su intervención, el rey ha destacado el rigor y el acierto del príncipe de Asturias, que quedado de manifiesto a raíz de los recientes problemas de salud de don Juan Carlos, que han obligado al heredero de la Corona a representar a la institución con más frecuencia que la habitual. El príncipe, en efecto, ha sido el báculo eficaz y constructivo de una Monarquía sólida que ha sufrido este año un importante contratiempo. Y es una potente garantía de futuro.

Con todo, y aunque este asunto desafortunado había atraído la mayor atención de los medios, el discurso del rey se ha volcado en la crisis económica, que preocupa extraordinariamente al monarca. Ha puesto de relieve el carácter global de la adversidad que nos aqueja y la importancia de la coordinación entre los países en el seno de la Unión Europea; y ha invocado el “desempleo inasumible” que padecemos como máxima prioridad de todas las instituciones, que han de volcar todos los esfuerzos en resolver esta situación insostenible.

La tradicional escenificación del discruso del rey ha contado con la novedad de la foto del monarca junto al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y Mariano Rajoy en el acto de toma de posesión del líder popular. Ha sido la forma elegida por don Juan Carlos para simbolizar la unidad política necesaria para salir de la crisis. Ha invocado asimismo ciertos valores trascendentes –la educación, el trabajo, el esfuerzo, el compromiso, la solidaridad- que han de ser herramientas para esta tarea ingente de recuperación del pulso nacional.

El terrorismo

El otro gran tema del discurso ha sido el terrorismo, cuyo final ha sido posible gracias a la unidad de las fuerzas democráticas, que han vencido a los totalitarios. Pese al cese de la violencia, y como pensamos muchos españoles, el rey ha manifestado textualmente que “es tiempo de que los terroristas entreguen sus armas”, requisito sin cuyo cumplimiento el problema no puede darse por zanjado. Y el monarca ha aprovechado esta feliz coyuntura de paz para rendir un sentido homenaje a todas las víctimas, que han cargado sobre sus hombros el mayor sufrimiento infligido por los violentos.

“Estemos unidos. España lo merece y lo necesita”, ha dicho el rey al término del mensaje, con un punto de emoción en la mirada. Efectivamente, tras la alternancia que acaba de producirse, y ante la que la Corona brinda todos los esfuerzos para lograr una convivencia integradora, la unidad ha de ser el método que nos permita salir de esta crisis que dura ya demasiado tiempo.