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En Zaragoza prefieren la cabeza de Agapito

Aguirre se mantiene como técnico pese a que el equipo es colista y sufrió un 'Alcorconazo' en Copa

ZARAGOZA Actualizado: Guardar
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La indiferencia es el peor tratamiento que se le puede dar a un club que es colista de Primera División y que acaba de ser eliminado de los 1/16 de la Copa del Rey por un Segunda División. Eso es prácticamente lo que sucede en el Zaragoza, donde tras el vergonzoso K.O. ante el Alcorcón en La Romareda se detecta un sentimiento que se acerca más a la resignación que a la revolución.

Con el club arruinado y un presidente como Agapito Iglesias tan señalado como el culpable por la afición hasta el punto de que el lunes anunció que no acudiría más al palco "para no desviar la atención de los aficionados y centrar así todos sus esfuerzos en animar a la plantilla", los 4.000 masoquistas que acudieron al encuentro de Copa se vieron obligados a abroncar al técnico mexicano Javier Aguirre y a la mayoría de sus jugadores.

La deserción 'solidaria' del mandamás se transformó en un marrón más para su entrenador, quien, de momento, seguirá en el banquillo en los primeros partidos de enero.

Primero, porque no se intuye otra solución mejor que su continuidad; segundo, porque el club no tiene ni un euro para indemnizar a un técnico despedido; y tercero, porque no existe todavía un movimiento real de indignación hacia nadie que no sea el presidente. Y si la indiferencia se apodera del club, el fin se acerca.