Bielsa no quiere ponerse romántico

Marcelo Bielsa no quiere rendijas para la ternura. En su estreno en la Copa del Rey con el equipo que más cariño tiene a esta competición prefirió buscar una victoria que evitara dar esperanzas a su rival con un equipo reserva. Sin rotaciones y con pocas pruebas tácticas –una defensa de tres hombres-, el técnico argentino envió a numerosos titulares habituales a asaltar el Carlos Tartiere. El principal beneficiado fue Óscar De Marcos, el hombre comodín de Bielsa, quien en una magnífica cabalgada por la banda izquierda terminó con escorzo y lanzamiento a la escuadra con su pie derecho.

El gol cristalizó el dominio del Athletic Club ante un rival de Segunda B que apenas exigió a sus visitantes en todo el partido. Concentrados y ordenados, los rojiblancos ganaron cada balón en un magnífico despliegue físico y dirigieron sus ataques con serenidad hasta contar con media docena de oportunidades que no pudieron concretar ante la escasa iluminación de los atacantes Toquero y Muniain. De hecho, los más inspirados fueron los mediocentros con calidad: Iraola, Susaeta, Ander Herrera y De Marcos –anotó el gol y remató al poste casi al final-. Del Oviedo solo quedó una imagen de equipo menor y bisoño sobrepasado por su propia condición de plantilla de divisiones menores ante un Primera que se empleó a fondo. Todo porque Marcelo Bielsa apostó por la seguridad y aniquiló cualquier posibilidad de romanticismo en un torneo con tendencia a la épica.

Con este resultado el Athletic se acerca a los octavos de final y el entrenador argentino tendrá la oportunidad de dar descanso a los futbolistas con más minutos la próxima semana ante el París Saint Germain, toda vez que el equipo vizcaíno ya está clasificado como primero de grupo en el torneo europeo. Hipótesis que se cumplirá si Marcelo Bielsa se ablanda, piensa en una larga y exigente temporada y decide ofrecer las oportunidades que le negó al Oviedo de Pacheta.