‘Santi Potros’ junto a 'La Tigresa'. / Efe
FIN DE LA VIOLENCIA

El 'cese' de ETA salva 40 deserciones en las cárceles

Exdirigentes como ‘Josu de Mondragón’, ‘Santi Potros’ o ‘Pakito’ han frenado sus acercamientos a los críticos ante la perspectiva de una salida conjunta

MADRID Actualizado: Guardar
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La ‘vía Nanclares’ languidece, al menos de momento. El plan que el Ministerio del Interior puso en marcha a finales de 2006 para avivar la disidencia dentro de la colonia penitenciaria de ETA -y que pivotaba en el acercamiento de los díscolos al penal alavés- ha entrado en un “parón casi absoluto”, según reconocen los responsables penitenciarios.

El análisis de todos los expertos y técnicos que diseñaron este plan bajo las órdenes de Alfredo Pérez Rubalcaba es unánime: los movimientos disidentes se comenzaron a frenar en septiembre de 2010, con la firma de la declaración de Gernika y el posterior anunció de ETA de no llevar “acciones armadas ofensivas”. Se ralentizaron aún más con la declaración de enero cuando la banda decreto su alto el fuego “permanente” y ha desaparecido tras el anuncio de cese definitivo de la acción armada.

La razón de este frenazo –explican los responsables de Interior- es que la desaparición de la violencia ha creado una “falsa expectativa” entre los más de medio millar de reclusos de ETA en España de que puede darse una “solución colectiva” a su situación y que ya no merece la pena “significarse” para conseguir beneficios que, quizás en breve, se harán extensivos al resto de reclusos. Una tesis que se ha encargado de airear en las cárceles el colectivo de presos (EPPK) y que, de plano, rechazan los responsables penitenciarios, que insisten en que cualquier tratamiento penitenciario debe ser individualizado y que la ley impide cualquier suerte de amnistía.

Sea como fuere, lo cierto es que el ‘cese’ de ETA ha frenado los acercamientos al sector crítico de más de 40 activistas que - sin llegar a redactar la famosa carta de arrepentimiento (con el perdón a las víctimas, la promesa de colaboración con la justicia, el rechazo a la violencia y el pago de indemnizaciones)- sí que se habían mostrado abiertamente contrarios a la continuación de la lucha armada y muchas veces críticos con la dirección de la banda, incluso en público.

En ese colectivo de ‘disidentes’ frustrados se sitúan nombres de especial relevancia para ETA, tales como Josu Arkauz, ‘Josu de Mondragón’; Santiago Arrozpide, ‘Santi Potros’; Francisco Múgica, ‘Pakito’ o Felipe San Epifanio. Estos activistas fueron trasladados a las ‘cárceles laboratorio’ de la disidencia (la aragonesa de Zuera, la asturiana de Villabona y, en menor media, la gallega de A Lama) a la espera de que dieran el salto a Nanclares. Interior, por el momento, ha comenzado a dispersar de nuevo a algunos miembros de este colectivo tras el parón en las deserciones, aunque los actuales responsables del departamento han decido dejar en manos de los futuros gestores de Instituciones Penitenciarias la suerte de estos presos y la decisión de si se mantiene abierto el plan de la ‘vía Nanclares’