Una plácida celebración para Casillas

No le dieron trabajo los ingleses y Casillas disfrutó de una plácida celebración el día de su récord. Podía haber sido una tarde para que el mejor portero del mundo se luciese también en Wembley, donde debutó con España con solo 14 años, en marzo de 1996, con la selección sub-15, pero no fue el caso. La actitud acomplejada de Inglaterra provocó que Casillas solamente tuviese que hacer una parada en 45 minutos. En el único remate del equipo británico en ese periodo, Lampard disparó desde lejos y flojo y el portero del Real Madrid, en dos tiempos, se hizo con el balón. Estaba previsto que jugase solo el primer tiempo y al menos dejó su portería a cero. Reina no tuvo tanta suerte y se llevó el gol a balón parado nada más sustituir al capitán español.

Antes de abandonar su área camino del vestuario, Casillas se giró hacia el córner para despedirse de los más de mil aficionados españoles que se encontraban en esa zona y estos le agradecieron el gesto y le correspondieron con una gran ovación. Otro detalle del crack que el jueves, cuando el guardameta madrileño fue homenajeado por la UEFA junto a Zubizarreta y Xavi, fue calificado por Luis Aragonés como “una persona de bien”. Ya la víspera del partido, Iker fue el único de los internacionales de Del Bosque que después de la sesión de entrenamiento en Wembley saltó la valla del estadio para saludar y firmar autógrafos -también regaló sus guantes- a los seguidores que se acercaron al estadio y confiaban en que, tratándose de él, tendría algún gesto de cariño.

Casillas tenía marcada la fecha de los 126 en su agenda y desde el primer momento de su llegada a Londres se comprobó que el protagonismo iba a estar centrado en él. Tras emocionarse la víspera con las imágenes del vídeo que le brindó la Federación Española, Casillas se sintió muy arropado por su defensa, formada por dos madridistas, y no dejó de aplaudir los cortes e intervenciones de Sergio Ramos y compañía. Aunque Inglaterra no atacó, al principio dio Iker alguna muestra de nerviosismo, pero salvo Lampard, con su disparo inocente, nadie más le puso a prueba.