sector energético

España encuentra una bolsa de gas en el País Vasco equivalente al consumo de cinco años

Un consorcio liderado por el Ente Vasco de la Energía invertirá 100 millones de euros para la puesta en marcha de dos pozos en Álava

DALLAS Actualizado: Guardar
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Un consorcio liderado por el Ente Vasco de la Energía (EVE) invertirá en los dos próximos años 100 millones de euros para la puesta en marcha de dos pozos de gas natural no convencional en Álava. Este proyecto permitirá conocer la viabilidad de este tipo de explotación en un área que acumula, según los estudios, una cantidad de gas natural suficiente para abastecer al País Vasco durante 60 años y que es equivalente al consumo de todo el territorio español en cinco años.

Las conclusiones definitivas de estos dos pozos "piloto" estarán listas a finales de 2013 o principios de 2014 y, en caso de ser positivas, abrirán la puerta a una actividad industrial que convertiría al País Vasco en el líder español de producción de gas natural no convencional y un motor económico de primer orden. Muchas empresas vascas (ingenierías, consultoras, construcción, etc.) se beneficiarían y se crearían miles de puestos de trabajo. No hay un cálculo exacto de los efectos económicos y sociales de un proyecto de tal magnitud, pero hay que tener en cuenta que implicaría la perforación y el funcionamiento de cientos de pozos.

El lehendakari Patxi López y el consejero de Industria, Bernabé Unda, han anunciado estas inversiones durante su visita a un campo de extracción de gas natural no convencional en la periferia de la ciudad de Dallas (Estados Unidos), y han explicado que el objetivo de este proyecto consiste en que el gas natural no convencional llegue a ser "una actividad tractora de la economía vasca que genere puestos de trabajo". "Las cantidades de gas natural que se manejan nos darían para la autosuficiencia y tener gas para sesenta años es más que importante", ha añadido.

El gas natural se extraía habitualmente hasta principios del siglo XX mediante pozos que llegaban a grandes bolsas de hidrocarburo localizadas en el subsuelo, pero desde hace una década existe una tecnología que permite extraer el gas natural que está mezclado con la roca. Esta tecnología consiste en inyectar agua, arena y productos químicos a gran presión para fracturar la roca y liberar el gas.

Inversión compartida

El EVE consideró ya hace varios años que esta tecnología podía ser útil en el caso vasco y constituyó un consorcio junto con dos empresas estadounidenses especializadas. El EVE participa en este consorcio con el 42,82% del capital y aporta los estudios realizados sobre la composición geológica del subsuelo, mientras Heyco Energy y Cambria tienen el 21,88% y 35,3%, respectivamente, y aportan la tecnología.

Ahora, una vez recogidos datos que indican que existe gas natural en una amplia zona de 1.400 kilómetros cuadrados en el centro y sur de Álava, los tres socios quieren dar un paso más y poner en marcha dos pozos de extracción para comprobar si la extracción del gas resulta viable económicamente. Los pozos serán realidad el próximo año después de una inversión de 100 millones de euros que EVE, Heyco y Cambria se repartirán según su participación. Por lo tanto, el Gobierno Vasco invertirá casi 43 millones de euros a través del EVE y las dos firmas americanas se repartirán los 57 millones de euros restantes.

Las autoridades vascas son optimistas sobre la viabilidad de los pozos de gas natural no convencional habida cuenta de que trece de las catorce exploraciones realizadas hasta la fecha localizaron gas natural, pero no quieren lanzar las campanas al vuelto y advierten que en todo caso la fase de explotación tardaría bastante tiempo en hacerse realidad debido entre otras cosas a la necesidad de conseguir los permisos necesarios.

Las consecuencias que una actividad de este tipo tendrá sobre el medio ambiente estarán también, llegado el caso, encima de la mesa. Organizaciones ecologistas, entre ellas Greenpeace, se han manifestado en contra de la extracción de gas natural no convencional al entender que existen todavía serias dudas sobre su seguridad para la conservación de los acuíferos y, por lo tanto, para la salud de las personas.

La tecnología, eso sí, va a avanzando y los problemas que existían hace quince años son en muchos casos historia. Las empresas utilizan diversos sistemas para evitar filtraciones a los acuíferos y colocan barreras para proteger el ruido que provocan las máquinas en la primera fase de fragmentación de la roca, aunque es cierto que las protestas vecinales y ecologías no han terminado de apagarse por completo.