El cadaver de la mujer embarazada tiroteada en una parroquia de Madrid. / Efe
MADRID

«Fue una decisión de un segundo», dice la médica

Atendió a la mujer que murió anoche tras recibir un disparo en una iglesia de Madrid y practicó una cesárea al cadáver para salvar a su bebé

MADRID Actualizado: Guardar
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Los sanitarios del Samur de Madrid lograron anoche salvar la vida de un feto gracias a su determinación y su rápida actuación. El equipo de urgencias se desplazó a la iglesia de un barrio de Ciudad Lineal donde un hombre de 34 años había disparado sin mediar palabra en la cabeza a una mujer embarazada. Después, el agresor se suicidó. Ante la imposibilidad de salvar la vida de la víctima, el equipo se centró en el nonato. Sin perder un segundo, practicaron una cesárea y lograron reanimar al bebé, que se encontraba en parada cardiaca. Estabilizaron al recién nacido y lo trasladaron al Hospital de La Paz.

"No he tenido tiempo de decidir, he pensado 'hay que hacerlo' y adelante, sobre todo por el bebé", confesó la médico Ceferina Cuesta López, encargada de realizar la cesárea. La jefa de guardia del Samur confesó que la situación a su llegada era "dantesca". Hoy, algo más calmada, ha recordado que "fue una decisión de un segundo". "Ya que por la madre no se ha podido hacer nada tienes que apostar por la vida de ese niño", ha manifestado a los periodistas horas después de salvar al bebé.

Antes de practicar la cesárea, habia intentado reanimar a la mujer pero no salía del cuadro, y tras comprobar con una ecografía que el bebé estaba "a término" y sin pulso, decidió "luchar" por su vida. "Fue algo muy rápido, una cesárea de urgencia, coger el bisturí, abrir y sacar al niño cuanto antes", ha resumido. Es una "situación muy límite. Tomas una decisión en cuestión de segundos -ha subrayado- pero es por salvar la vida de ese niño". El niño nació también en parada cardiaca, por lo que no se descarta que pueda presentar secuelas neurológicas, pero en su caso sí pudo ser reanimado y trasladado en estado crítico a La Paz.

La tragedia

Los hechos ocurrieron poco antes de las 20.00 horas en la parroquia de Santa María del Pinar, en la calle Jazmín. En el templo había cerca de medio centenar de fieles que iban a asistir a la misa que todas las tardes se celebra a esa hora.

Según varios testigos, el hombre, que habría estado merodeando la zona durante la tarde, entró en la iglesia, sacó el arma de una bolsa de pádel y la emprendió a tiros. Uno de los proyectiles impactó en la cabeza de la embarazada, que cayó muerta. Otra mujer, de 52 años que se encontraba en el banco cerca de la fallecida recibió un disparo en el tórax. Esta se encontraba consciente, pero en estado grave y fue trasladada al hospital. Al parecer otra persona intentó desarmar sin éxito al agresor. El hombre se dio media vuelta con el arma. Se dirigió hacia el altar mayor y, tras ponerse de rodillas, acercó el cañón del arma a su cabeza y se pegó un tiro. Su cuerpo quedó tendido allí en medio de un charco de sangre.

El pánico cundió entre los presentes tras el primer disparo, según varios testigos. Atónitos al ver lo que ocurría, muchos emprendieron la huida atropelladamente hacia la puerta, mientras que otros se escondieron en los confesionarios. A la espera de la llegada de los equipos de emergencia, el sacerdote que en esos momentos se estaba revistiendo para oficiar la misa ungió con los sacramentos a las víctimas. Junto a la fallecida estaba su madre, que era presa de un ataque de nervios.

Atendido el marido

Hasta el lugar de los hechos acudieron psicólogos del Samur que atendieron a varios de los presentes que sufrieron ataques de nervios y episodios de ansiedad, entre ellos se encontraba un hombre que podría ser el marido de la mujer muerta. Asimismo, efectivos de la Policía Municipal acordonaron la zona, mientras que agentes del Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Madrid tomaban muestras en el lugar del crimen e interrogaban a los testigos que, haciendo esfuerzos ante el drama presenciado, podían prestar declaración sobre lo ocurrido.

El juez ordenó a primera hora de la noche el levantamiento de los cadáveres de la mujer y del hombre y su traslado hasta el Instituto Anatómico Forense, en la Ciudad Universitaria, para practicarles la autopsia. Los alrededores de la parroquia, próxima a la estación de Metro de Pinar de Chamartín, se encontraban atestados de público que se interesaba por lo ocurrido.