ocupará el sillón 'q'

Pedro Álvarez de Miranda ingresa en la Real Academia Española

El filólogo y catedrático repasa en su intervención los discursos de la historia de la institución

MADRID Actualizado: Guardar
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El filólogo y catedrático de Lengua Española en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Pedro Alvarez de Miranda de la Gándara, ha ingresado en la Real Academia Española con un discurso centrado en los más de 260 alegatos de la historia de la institución. Nacido en 1953, el lexicógrafo ocupará el 'sillón Q', vacante desde la muerte del psiquiatra Carlos Castilla del Pino en mayo de 2009. Su discurso, titulado 'En doscientas sesenta y tres ocasiones como esta', ha sido contestado por el también filólogo Manuel Seco.

En las primeras líneas de su alegato, Pedro Alvarez de Miranda ha recordado a su antecesor elogiando su obra y destacando su valía como psiquiatra e intelectual. "En los años de mi juventud, tropezábamos a menudo con la firma de Carlos Castilla del Pino en las páginas de la revista 'Triunfo' [...] y nos asomábamos a ellas porque era imperativo estar al tanto de aquel turbión de conceptos [...] que no cesaban de [...] discutirse en el bar de la facultad", ha explicado.

Asimismo, ha destacado que pondrá su vocación filológica al servicio de la "alta misión" que corresponde, según él, a la Real Academia Española, "con la disposición intelectual y moral" que alcanzaron a inculcarle "los inolvidables maestros" que le preceden.

Siglo y medio de discursos

La tradición discursiva de la RAE se remonta hasta 1847, cuando se celebró la primera ceremonia pública de ingreso en la institución. Entonces, y de forma especial, leyeron sendos alegatos los académicos Alejandro Oliván, Nicomedes Pastor Díaz y Juan Eugenio Hartzenbusch. Desde esa fecha, se han producido 263 actos similares, incluido el de Pedro Alvarez de Miranda, quien, obnubilado por la "calidad" de los discursos, por su "rareza" o por su "riesgo" literario, ha dedicado su intervención a ordenar y discernir estas presentaciones.

En su exposición, ha indicado que la estructura interna de los discursos "apenas ha cambiado" en siglo y medio de historia, señalando, por contra, la "evolución lógica" de los temas, desde los alegatos de Cánovas o Canalejas en la "primera etapa" -entre 1847 y los años 20- a los textos de coetáneos como Borau o Pérez-Reverte. "Por lo demás, en todo momento abundan los discursos que tratan asuntos de historia literaria, a la que desde esta tribuna se ha contribuido con piezas excelentes, y aquellos en los que el nuevo académico reflexiona sobre aspectos del género que cultiva", añade.

"Tiene, en suma, motivos la Academia para sentirse orgullosa del patrimonio que constituyen los doscientos sesenta y tantos discursos académicos de recepción. La mole de ellos viene a ser un monumento de la prosa expositiva en lengua española, y algunos, con extensión de libros, son piezas fundamentales de investigación erudita", destaca.

Para implementar la difusión de los discursos, el filólogo aboga por completar la digitalización de los alegatos precedentes, del primero al último, multiplicando las posibilidades de llegar a cada hispanohablante y propagar el rumor de la Academia por todo el mundo.