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crisis bilateral

Seúl advierte de que Pyongyang pagará futuras provocaciones

Lee Myung-bak ignora la propuesta de Pekín de retomar el diálogo sobre desarme nuclear mientras llegan más cañones hasta la isla de Yeonpyeong, atacada por Corea del Norte

ENVIADO ESPECIAL A YEONPYEONG Actualizado: Guardar
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"Si el Norte comete alguna otra provocación contra el Sur, nos aseguraremos de que paga un alto precio sin dudar". Con seis días de retraso tras el bombardeo de la isla de Yeonpyeong, el presidente surcoreano, Lee Myung-bak, ha dirigido hoy un breve discurso a la nación en el que ha redoblado sus advertencias al régimen estalinista dirigido por Kim Jong-il. "La gente de Corea del Sur entiende ahora que la resistencia prolongada y la tolerancia no generan más que serias provocaciones", explica Lee, quien se considera "profundamente responsable por haber fallado a la hora de proteger las vidas y las propiedades de mi pueblo".

Presionado por la opinión pública, que pide venganza, el presidente surcoreano se ha disculpado por el ataque de Pyongyang, pero no ha indicado qué medidas concretas iba a tomar para impedir nuevas agresiones. De hecho, ni siquiera ha hecho mención a la propuesta del Gobierno para retomar a principios de diciembre las conversaciones a seis bandas sobre el desarme nuclear norcoreano, actualmente rotas. Un silencio que los analistas interpretan como un rechazo, al menos, momentáneo.

Y es que la sociedad surcoreana no entendería que su Gobierno se sentara a negociar con el régimen de Pyongyang poco después del bombardeo mortal sobre la isla, que dejó cuatro muertos y 18 heridos, arrasó una veintena de casas y ha provocado una escalada de la tensión prebélica. Para Seúl, aceptar la oferta china sería un trágala de la diplomacia atómica de Kim Jong-il, que recurre a la fuerza cada vez que quiere captar la atención de la comunidad internacional o desbloquear las negociaciones de desarme.

Previamente, el Gobierno surcoreano había rebajado las expectativas del diálogo al insistir en que cualquier propuesta deberá ser "estudiada cuidadosamente", sobre todo después de que Pyongyang haya reactivado su programa atómico. "A solo unos metros de donde cayeron las bombas hay una escuela donde se estaba dando clase. Estoy indignado con el despiadado régimen de Corea del Norte, que es indiferente a las vidas de niños pequeños", apeló al componente emocional.

Mientras tanto, continúa el refuerzo militar en la isla de Yeonpyeong, adonde hoy han llegado otros seis cañones K9. El Ejército ha cerrado algunas partes de esta islita, que ha visto el regreso de más periodistas después de que ayer se marcharan muchos de ellos siguiendo las recomendaciones del Gobierno surcoreano, que reconoció no poder garantizar su seguridad.