La deuda de los Ayuntamientos. Cifras en millones de euros. / Gráfico: G. de las Heras | Datos: Ministerio de Economía
Tormenta financiera en Madrid

Moroso y madroño

La capital está en la ruina. Es la que más debe de España: cuatro veces más que Valencia y Barcelona juntas

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Detrás de las fachadas imponentes, de sus altísimas torres de cristal, de las anchas avenidas como lenguas de asfalto, de la Cibeles, de las obras faraónicas y hasta de su imponente capitalidad, Madrid esconde una vergüenza de 7.145 millones de deuda. En el centro de España se abre un pozo profundísimo que corre el riesgo de terminar en tragedia a juzgar por las constantes vitales del enfermo: ya se limpian menos las calles y no se paga a algunas empresas municipales.

El ingente descubierto tiene a su favor que allí vive mucha gente. Concretamente, 3.255.000 personas sobreviven en la selva de sus calles. Cada habitante de Madrid debe 2.109 euros a escote y las cifras no aguantan un asalto en la comparación con otras capitales. Por ciudades, la siguiente en la lista de las más morosas es Valencia, a mucha distancia, con 824 millones de euros. En cuanto a la 'roncha' per capita, le siguen de lejos Teruel (1.306 euros) y málaga (1.271 euros). En cuestión de números rojos, Madrid y después nadie.

Las heridas se miden por los gritos de la bestia. Alberto Ruiz Gallardón se reunía el miércoles con el presidente del Gobierno para pedirle refinanciar el pastel. Quizás pensaba eso de que si debes 6.000 euros al banco, tienes un problema, pero si debes 6.000 millones, lo tiene el banco. No le funcionó el teorema. Rodríguez Zapatero le niega refinanciar 257 millones de euros que vencen el 31 de diciembre y el permiso para pedir un crédito de 434. Como mucho, el alcalde del Partido Popular consiguió quitarse 100 millones de gastos, una pequeña parte del muerto que enterró el ayuntamiento al soterrar la M30, sin duda su mayor lastre. La clave del 'no' de ZP está en una ley que impide endeudarse a los que tengan un roto en las cuentas mayor del 75% del presupuesto. El presidente alegó la situación financiera de Irlanda y Portugal. No está la cosa para ir por la vida pagando rondas.

El alcalde está «decepcionado» y no entiende que el Gobierno sea más flexible con las deudas del Estado y de las autonomías y no tanto con los ayuntamientos, que son responsables solamente del 6% del agujero español. Incluso Esperanza Aguirre, enemiga 'cordial' de Gallardón, le ha echado un capote. La presidenta de la Comunidad de Madrid -fiel al dicho de que «desde la barrera, todos somos Manolete»- recomienda al alcalde que subaste parte de los edificios municipales de la ciudad en una desamortización de Mendizábal en pleno 2010.

De momento, las nóminas están a salvo y al menos por ahí no se encenderá una revolución municipal. Otra cosa son los proveedores, con los que Madrid -como tantas ciudades- no puede cumplir el compromiso de pagar sus facturas en 60 días, tal y cómo marca la Ley de Morosidad. Hoy son nueve meses de espera y el año que viene, los proveedores podrían tardar un año en ver el 'color'.

Menos limpieza

Según los datos de la oposición, al servicio de limpieza se le deben desde enero 290 millones de euros, con intereses de demora que podrían haber supuesto ya 32 millones. La bola sigue creciendo al mismo ritmo que la porquería que se acumula en las calles. Una de las medidas de ahorro de Gallardón -además de subir el impuesto de basuras- fue reducir un 15% los contratos en limpieza viaria. El resultado: no se recogen los muebles y objetos en la vía pública, se acumulan las hojas del otoño y atronan las quejas de los ciudadanos. Los trabajadores de las concesionarias -como los jardineros- ya han puesto el grito en el cielo y amenazan con ir a la huelga si no mejoran sus condiciones.

Nadie dijo que jugar a los SIMS con una ciudad de cuatro millones de habitantes fuera una tarea fácil. A la capital de España le ha pasado factura la crisis económica como a todo hijo de vecino. El esquema es evidente: la crisis inmobiliaria borró de un plumazo las operaciones de venta de suelo y los ingresos por impuestos de construcciones, instalaciones y obras, actividades económicas y el de bienes inmuebles.

Nadie esperaba unas cuentas saneadas, pero el actual equipo de Gobierno ha multiplicado por cuatro la deuda que dejó José María Álvarez del Manzano. A nadie se le escapa una pregunta: ¿En qué se ha ido el dinero de una de las ciudades más ricas de España? En obras. En una obra en concreto: el soterramiento de la M30. Enterrar parte de la circunvalación de Madrid -desde la salida de Valencia hasta la de A Coruña- iba a costar 1.500 millones; luego subió a 3.500 y la factura final ha sido de 6.000 millones.

Las candidaturas de Madrid 2012 y 2016 -ambas sin éxito- han dejado otro magnífico agujero. La Caja Mágica de la que ahora reniegan los equipos de baloncesto costó 176 millones de euros y el Centro Acuático de la Peineta otro tanto. El resultado, una ciudad olímpica sin juegos y a dos velas. Hace unos años, las fotografías del alcalde con el casco a pie de obra eran motivo de orgullo, hoy son un quebradero de cabeza, aunque desde el Partido Popular aseguran que los mismos que critican el derroche habrían criticado antes la falta de inversión, de no hacerse.

El grupo socialista carga las tintas y achaca el descalabro, entre otras lindezas, a 1.500 cargos de confianza con sueldos de más de 6.000 euros. Critican, además, que hayan trasladado la alcaldía del Palacio de la Villa al Palacio de Cibeles, el flamante antiguo edificio de Correos cuya rehabilitación cifra la oposición en 440 millones de euros. Según el portavoz socialista, David Lucas, la ciudad gasta al año 52 millones en alquileres de edificios para concejalías en las millas de oro de la ciudad, mientras que el Palacio Cibeles está «desaprovechado».

Al margen del juego de tenis que tanto gusta a los partidos con las culpas políticas, los intereses apremian. Para el presupuesto del año que viene, la ciudad espera ahorrar 400 millones, con un 10% menos de gasto que en 2010. Gastarán menos en lo grande (la mitad de obras y construcciones y 18 millones menos en Servicios Sociales) y también en lo pequeño. Las luces de Navidad, austeras como de cuento de Dickens, serán de reciclaje, habrá tres millones menos de bombillas y las que brillen serán de bajo consumo, con lo que se ahorrarán tres millones. Así, hasta 7.145.