fútbol

El D10S cumple 50 años

Maradona cumple medio siglo de vida adorado en Argentina y Nápoles como una divinidad que burló a la muerte y a los ingleses

MADRID Actualizado: Guardar
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“Hay que nacer en Argentina, Brasil o Uruguay”, bromea Diego Armando Maradona cuando se le pregunta cómo llegar a ser un gran futbolista. Bien lo sabe porque la combinación de su talento y la pasión de Argentina le han permitido ascender como mesías y dios del fútbol en los 50 años que cumple hoy. Ni siquiera sus desenfrenos y numerosas caídas públicas al infierno han acabado con su ángel.

El pequeño Maradona se crió en Villa Fiorito, entre casas separadas por caminos de barro en las que el ‘pelusita’ correteaba con su inseparable balón. Desde las primeras patadas en los potreros de aquel suburbio de Buenos Aires llegó a la escuela de Argentinos Juniors y luego a Boca Juniors. “Me enseñaron algunas cosas y yo les hacía caso por respeto. Porque yo hacía lo que quería con la pelota”, relata ahora aquel único futbolista que ostentaba el poder absoluto sobre la pelota.

El paso habitual a Europa resultó innegociable en la Argentina de la Junta Militar, en un clima de crisis económica e institucional. Su fichaje por el Barcelona (récord por un traspaso en aquel momento) resultó su primer avance hacia una vida de excesos con la llegada de las primeras incitaciones a las drogas. Cuando aterrizó se encontraba en un gran momento de su carrera deportiva: algunos compañeros de entonces recuerdan que en los partidos de entrenamiento jugaba tocando el balón sólo con la pierna derecha para nivelar las fuerzas de los rivales.

Sin embargo, en aquel año debutó en su primer Mundial con una discreta actuación a pesar de su gran cartel después de que en Argentina’78 se quedara fuera de la lista definitiva con apenas 17 años. Una hepatitis y una terrorífica entrada de Andoni Goikoetxea sumaron más meses fuera del campo y más tiempo libre. Maradona respondía a la nostalgia y la soledad con la búsqueda de una salida a su depresión. Su apartamento en la Ciudad Condal se convirtió en un carnaval en el que se inició en el consumo de la cocaína con otros compañeros como Julio Alberto.

Nápoles

Tras sus discusiones con los directivos de su club (situación que se repitió periódicamente en su carrera) se marchó a Nápoles con otra transferencia récord. El Diego era recibido por la región italiana maltratada e ignorada por el rico norte para protagonizar sus primeros títulos nacionales y adquirir sus primeras consideraciones divinas. En siete años en la región de Campania su hogar se transformó en la embajada de Argentina ‘de facto’, a la que acudían sus compatriotas para resolver cualquier dificultad al amparo de Maradona.

Eran los tiempos en los que el ‘10’ se había convertido en un icono generacional tras su explosión el Mundial de México. En tierras aztecas firmó en la semifinal ante Inglaterra las páginas más recordadas de su carrera. Primero con un gol ilegal bautizado por él mismo como “la mano de Dios” y posteriormente con su célebre tanto en el que sorteó a cuanto inglés se cruzó en su camino en diez segundos de maravilloso slalom desde su propio campo. Entre la euforia general de un gol que sería recordado para siempre, Maradona se diferenció del resto cuando Valdano se acercó a felicitarle y ‘el Diego’ le confesó que había buscado el pase hacia el delantero mientras se zafaba de los defensas británicos. “Ellos lo hicieron más complicado”, le confesó.

Para el mundo fue un hito del fútbol. Para los argentinos, la venganza por la derrota en Guerra de las Malvinas y un héroe cuyo sobrenombre escrito era ‘D10S’ al unir su dorsal con su divinidad. Estaba en lo más alto de su carrera y se permitía criticar a los políticos italianos o al Papa Juan Pablo II sin componendas.

En su vuelta a Nápoles se torció la trayectoria del astro. Sus enfrentamientos con el presidente de la entidad, sus progresivas ausencias de los entrenamientos o la publicación en la prensa de fotos en situaciones de camaradería con jefes de la mafia fueron los precedentes del estallido que supuso su positivo en un control de dopaje en 1991 por consumo de cocaína. Un mes después, la Policía Federal argentina también encontraba drogas en su domicilio de Caballito.

Su primer retorno

Su carrera nunca recuperaría la brillantez. Su regreso al fútbol español en el Sevilla del querido y odiado Carlos Bilardo dejó sensaciones de decadencia y retornó al Boca Juniors. Sólo la llamada de una selección en apuros le permitió recuperar la ilusión y las ganas de recuperar la forma. Con esfuerzo y su retorno de Cid Campeador los albicelestes se clasificaron para EE.UU. y comenzaron como tornados la fase final. Al segundo partido Maradona dio positivo por efedrina, un estimulante que permitía mayor resistencia al esfuerzo y fue sancionado con 15 meses de suspensión.

Maradona nunca recobró sus mejores momentos y terminó sus días como futbolista en su país (Newells y Boca) hasta volver a dar positivo por cocaína en 1997. Recorrió el mundo recibiendo homenajes y parabienes por su carrera, pero su jubilación resultó traumática para sus seguidores. “Diego fue un factor extraordinario de compensación para un país que en pocos años vivió varias dictaduras militares y frustraciones sociales de todo tipo, una salida a la tristeza colectiva y por eso la

Resurrección y seleccionador

Tras la retirada llegaron sus primeros problemas de salud. Con sobrepeso y preso de las drogas fue ingresado en varias ocasiones por problemas cardíacos o respiratorios derivados de su estilo de vida. Se debatió entre la vida y la muerte en 2004 mientras miles de seguidores se agolpaban frente a su clínica para velarle y animarle. Para entonces estaba separado de su mujer, Claudia Villafañe, de su representante y guía nocturno, Guillermo Coppola, tenía dos hijos ilegítimos reconocidos por la Justicia, varios juicios por agresiones y daba rienda suelta a su verborrea entre los micrófonos de todo el mundo. Salió de la clínica asegurando que había entendido el aviso del “Barba”.

Después de su recuperación definitiva y varias estancias en Cuba junto a su amigo, el dictador Fidel Castro, decidió volver al fútbol como entrenador. Los resultados discretos y su escasa experiencia como director técnico no fueron obstáculo para que se le nombrara seleccionador en 2008 y se encargara de tomar el mando de Argentina en el Mundial de Sudáfrica, donde cayó en cuartos de final ante Alemania (4-0). Fue destituido y desde entonces no ha vuelto a un terreno de juego como entrenador.

A sus 50 años volverá a disfrutar de la exageración sobre la que ha basculado su vida. No podrá celebrar en Nápoles su cumpleaños por problemas con el fisco italiano (debe 37 millones de euros) pero tendrá un gran apoyo popular allá donde se encuentre porque se ha erigido en portavoz e icono de los más débiles por haber salido de la pobreza para llegar a lo más alto por medio de su habilidad única para jugar al fútbol. “Yo me equivoqué, pero la pelota no se mancha” confesó el día de su despedida. Y los fieles perdonaron los pecados a su D10S.