tragedia en cataluña

Accidente con un tren

Como ferroviario, me duele que los medios de comunicación relacionen este accidente con otros que se han producido en circunstancias solamente achacables al ferrocarril

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Por más que nos cansemos de repetirlo, siempre hace falta recordar los célebres eslóganes: “donde hay una vía puede haber un tren” y “un tren puede ocultar a otro”. En la tragedia de Castelldefels, cuando todo estaba preparado para pasar una gran noche de fiesta (la Verbena de San Juan es algo especial en Barcelona) un accidente con un tren nos hace lamentar víctimas mortales y heridos graves.

Y digo bien un accidente con un tren y no un accidente de tren. Como ferroviario, me duele que los medios de comunicación relacionen este accidente con otros que se han producido en circunstancias solamente achacables al ferrocarril.

Aunque todavía no sabemos con total certeza qué es lo que ha pasado, todo apunta, aparentemente, a que una grave imprudencia colectiva ha sido la causa del múltiple arrollamiento de personas en Castelldefels-Playa. “Aparentemente”, pues (hay que ser muy cautos porque el balance es muy serio), en esta ocasión no hay nada que objetar ni al tren ni a sus instalaciones.

Este es el gran contraste del tren: por dentro, como viajeros, nos ofrece confort, libertad de movimientos, rapidez, respeto por el medio ambiente. Pero por fuera, con el tren no se puede tomar ninguna confianza. Con el tren no se juega y las imprudencias, antes o después se pagan. Cuántas veces habremos visto cruzar las vías por no dar un rodeo y cuántas veces hemos visto “saltarse” un paso a nivel cerrado. A veces nos hemos dicho “por qué poco”. Con el tren, “por fuera”, no se puede nadie permitir el “por qué poco”.

'Radar' para ferroviarios

Justamente hace muy pocos días, en Francia se ha implantado de manera experimental un “radar” que fotografía a los conductores que se “saltan” las barreras bajadas de ciertos pasos a nivel, al igual que se fotografían los vehículos que se “saltan” los semáforos o sobrepasan los límites de velocidad. Y el resultado ha sido tan aterrador que la Gendarmería no ha esperado al período de prueba y ha hecho un llamamiento a los conductores para que se tomen rigurosamente en serio los pasos a nivel.

La energía inmensa que desarrolla un tren y su velocidad (a 120 km/h, un tren recorre un kilómetro cada 30 segundos), hacen que sea imposible verlo como cualquier otro vehículo a los que estamos acostumbrados en la carretera y las distancias de frenado también son distintas (en condiciones normales, un tren a 120 km/h necesita varios cientos de metros para frenar).

Siempre que ocurre un accidente se llevan a cabo las preceptivas investigaciones. Ante todo las que encarga la Justicia, a fin de establecer responsabilidades. Por otra parte, la parte técnica de dichas investigaciones la llevarán a cabo Renfe Operadora y Adif. Las investigaciones técnicas de cualquier accidente o incidente (ferroviario, aéreo o de cualquier otro tipo) tienen como objetivo casi único el de evitar que el accidente o incidente vuelva a ocurrir.

Y desde este punto de vista, ya sabemos cuál va a ser una de las principales recomendaciones de los técnicos: con el tren (“por fuera”) no se puede permitir ninguna concesión. Jamás se deben atravesar las vías habiendo posibilidad de evitarlo. Y si no hubiera otro remedio, siempre, siempre, tener presente que todas las precauciones son pocas. El tren es algo bueno y útil para la sociedad y no podemos permitir que un simple descuido o una imprudencia cambie su objetivo.

- Iñaki Barrón de Angoiti, es Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y director del Departamento de Viajeros de la Unión Internacional de Ferrocarriles.