David Cameron, primer ministro del Reino Unido, durante la presentación del informe en el Parlamento. / Ap
el informe culpa al ejército

David Cameron lamenta las catorce muertes de un 'Domingo Sangriento' «injustificado e injustificable»

El primer ministro del Reino Unido condena la muerte de 14 civiles católicos en la localidad norirlandesa de Londonderry en 1972 por disparos de soldados británicos

LONDRES Actualizado: Guardar
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El primer ministro británico, el conservador David Cameron, ha manifestado que lo ocurrido en el llamado 'Domingo Sangriento', la muerte de 14 civiles católicos en la localidad norirlandesa de Londonderry en 1972 por disparos del Ejército británico, fue "injustificado e injustificable".

Cameron ha hecho esta afirmación al presentar ante el Parlamento el informe dirigido por el ex juez del Tribunal Supremo lord Saville of Newdigate sobre lo ocurrido el 30 de enero de 1972 cuando soldados británicos del Primer Regimiento de Paracaidistas dispararon contra una manifestación a favor de los derechos civiles. "Estuvo mal. Lo que ocurrió nunca debería haber ocurrido. El Gobierno es el responsable último de la conducta de las fuerzas armadas y por eso, en nombre del Gobierno, de hecho en nombre de nuestro país, lo lamento profundamente", ha manifestado.

Se trata del informe de más larga gestación - un total de doce años - y el más costoso - 195 millones de libras (234 millones de euros)- de toda la historia legal británica. Al leer las conclusiones principales de la investigación en la Cámara de los Comunes, Cameron ha declarado que lo ocurrido partió de una decisión inicial errónea, ya que la orden de intervenir en la protesta republicana "no debería haberse dado".

El informe concluyó que ninguna de las 14 personas asesinadas aquel día llevaban armas de fuego y que los soldados no dieron ningún aviso previo antes de comenzar a disparar contra la multitud. Las muertes fueron la consecuencia de que los soldados "perdieron el control de si mismos", explicó Cameron, que ha añadido que la investigación deja claro que algunos de los soldados "dieron conscientemente falsos testimonios" tras los disturbios.

"No se puede defender lo indefendible"

"Lo lamento profundamente", ha reiterado en tono grave el primer ministro británico en una intervención pública que fue seguida a través de una pantalla gigante por cientos de personas concentradas en el centro de Londonderry, donde también se ha difundido el informe. Las familias de las víctimas han expresado su satisfacción por el contenido del texto, que pudieron consultar antes de su lectura por parte del primer ministro, cuyas palabras acerca que "no se puede defender lo indefendible" han sido aplaudidas por el público.

Cameron ha tratado de contrarrestar la contundencia de las conclusiones del informe en lo que se refiere al comportamiento del ejército en aquellas fechas al afirmar que "el 'Domingo Sangriento' no debe definir la labor que desempeñaron las fuerzas armadas en Irlanda del Norte durante 38 años (entre 1969 y 2007)". "Debemos una enorme gratitud a todos los que sirvieron en Irlanda del Norte", ha señalado Cameron, que ha reivindicado "el coraje" de las fuerzas armadas durante los años del conflicto en esa provincia.

El informe, de unas 5.000 páginas, fue entregado el lunes al Gobierno británico y conocido esta mañana por las familias de las víctimas y por los mandos militares involucrados. La primera investigación oficial, de la que se ocupó lord Widgery en 1972, reveló ya que cuatro de las víctimas, que no representaban amenaza alguna para los soldados británicos, fueron tiroteadas por la espalda cuando intentaban escapar. Pero aquel primer juez instructor exoneró a los militares al indicar que el IRA oficial había abierto fuego primero contra los soldados y que éstos abatieron a los civiles por error.

Cameron ha apuntado ahora que aunque hubo disparos por parte de grupos paramilitares republicanos no permiten justificar la desproporcionada y violenta actuación de los paracaidistas. Para elaborar el nuevo informe, lord Saville of Newdigate escuchó los testimonios de 919 testigos, entre civiles, policías, soldados, políticos y ex miembros del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA), el antiguo brazo militar de Sinn Fein.