Mauricio González: «Si nos preparamos, el tsunami no tiene que ser un desastre»

Durante el jueves y ayer viernes, la UCA se convirtió en un laboratorio científico para analizar el riesgo de maremoto en la Península Ibérica, en la que se abordaron los acontecimientos que sufrió Cádiz el 1 de noviembre de 1755. Mauricio González, profesor de la Universidad de Cantabria e investigador del Instituto de Hidráulica Ambiental, uno de los ponentes de estas jornadas, centró su alocución sobre el Proyecto Transfer: mapas de inundación y riesgo de tsunamis en Cádiz.

–¿Cómo enfocó su intervención en estas jornadas?

–Hablé de los resultados de un proyecto de investigación que terminó en 2009 donde se ofrecieron una gran cantidad de recomendaciones acerca de la preparación y la prevención de los maremotos, así como las acciones que se deberían de llevar a cabo en Cádiz para proteger a la población y las infraestructuras singulares críticas, como transformadores eléctricos, conducciones de agua, etc.

En dichas jornadas se desarrollaron una serie de propuestas y me sorprende que todavía no se haya hecho absolutamente nada con esa gran cantidad de conocimiento que se puso sobre la mesa. A nivel nacional, se está empezando a hacer un sistema de alerta de tsunamis que pronto estará terminado.

–¿De qué manera debería llegarles esta información a los ciudadanos?

–Lo primero es preparar a la población, que la gente sepa lo que tiene que hacer si recibe un mensaje, adónde tiene que ir, qué acciones tiene que seguir. Ese tipo de preparación que tiene que empezar desde las escuelas, es un primer paso para poder responder frente a una alarma. Protección Civil tendría que establecer una serie de protocolos de emergencia y transferir la información a los diferentes ciudadanos y eso ya vendrá en el futuro. Pero si la población no está preparada, recibirá un mensaje y no sabrá qué hacer con él. Se trata de información pública disponible, el problema es tener la voluntad de quererlo hacer.

–¿La ciudad de Cádiz está preparada para un tsunami?

–No, en estos momentos, no. Incluso a personas que entrevistamos en su día no eran conscientes del riesgo que había y a cualquiera que se le pregunte no sabrá cuáles son las señales que preceden a un tsunami y, por supuesto, no sabrían qué hacer ante él.

–Siempre se ha comentado que habría un margen de tiempo antes de que llegara la gran ola, ¿la ciudad tendría realmente capacidad de reacción?

–Depende de dónde esté la fuente de generación. El de 1755 tardó en torno a una hora y quince minutos en llegar a la ciudad; pero si proviene de una fuente más cercana, tardaría menos tiempo. Podríamos hablar de 45 minutos o una hora como el tiempo medio que se tiene para poder actuar.

–Algunos expertos apuntan que la evacuación en Cádiz sería poco factible, ¿qué piensa de ello?

–Tendría que ser una evacuación vertical o a zonas del casco antiguo; dentro de los mapas de inundación que se hicieron se vieron zonas que no se inundarían nunca; pero para ello hay que hacer rutas de evacuación, señalización, además de unos refugios preparados.

–Una vez llegado ese momento ¿cómo se podría transformar el pánico en cordura?

–Habría que enfrentarlo desde todos los puntos de vista. Primero, el Gobierno local debería tomar consciencia del problema e impulsar medidas. Hay países en los que el gremio hotelero, por el miedo a que esto les espante clientela, dan información a los turistas. Hay que saber que hay una realidad y prepararse.

–¿De qué forma han evolucionado los estudios en los últimos años?

–Hace diez años en España no había información sobre el riesgo de tsunami; hoy día sí, hay mucha información sobre la mesa con la cuál se puede hacer una planificación. Día a día se sigue avanzando, hay instrumentación y mucha gente preparada que puede dar respuesta a todos estos retos.

–Finalmente, ¿qué valoración hace de estas jornadas?

–Pienso que es fundamental que sus conclusiones se trasladen a la acción a nivel local y que los políticos tomen consciencia del problema al que nos enfrentamos. Siempre digo que no hay desastres naturales, sino una mala gestión de los fenómenos naturales. Si estamos preparados, un tsunami no tiene por qué ser un desastre ni aquí ni en cualquier lugar del mundo.