OPINIÓN

Todos menos uno

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Hay muchas clases de futbolistas. No sé si es el momento de ponerse filosófico, pero en estos momentos en los que desgraciadamente los dos pies están ya prácticamente en Segunda, esta reflexión es la que se me viene a la cabeza. Hay muchas clases de futbolistas, digo. Al menos a mi humilde entender. Y en el Cádiz están desde los pundonorosos a los polivalentes, pasando por los rápidos y alguno que otro habilidoso.

Ocurre que en este equipo escasean, y de qué forma, los talentosos. Sí, quizá Lucas Lobos, o Matías Pavoni a ratos. Pero no es suficiente. En Primera División hace falta mucho más que eso para lograr, al menos, la permanencia. Y esto, en resumidas cuentas, es lo que ha llevado al Cádiz hasta aquí. La calidad cuesta dinero y el club amarillo tiene lo que tiene. El debate es si se tenía que haber gastado más o no. Pero una vez que la plantilla se completó, poco más se les puede pedir a estos jugadores.

Porque todos son de los que se dejan la piel en el campo. Bueno, todos menos uno. Es muy triste ver que Pavoni se deja el alma para recuperarse, que Estoyanoff fuerza la máquina para poder reaparecer, que Ivan Ania, con dos clavos en el hombro, se deja todo para estar disponible. Y mientras, uno de sus compañeros va dejando pasar los días sin arriesgar lo más mínimo. No seré yo quien diga que Benjamín no está lesionado. Lo dicen los médicos. Pero desde luego, de haber sentido un poco más los colores, seguro que, como mínimo habría jugado con esas molestias como han hecho todos sus compañeros.