DAN LA CARA. Jonathan Sesma se lamenta tras fallar una clarísima oportunidad en la primera parte. / FRANCIS JIMÉNEZ
Cádiz C.F.

Vivos de puro milagro

El Cádiz remonta un 0-2 a la Real y mantiene una mínima esperanza de salvación Estoyanoff y Lobos, merced a un polémico penalti, salvan un punto en el descuento

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Había que ganar y se empató. Para colmo, los demás rivales en la lucha por la salvación vencieron en sus respectivos encuentros y dejan al Cádiz un poco más hundido en la penúltima posición, a cuatro puntos de la permanencia pero esperando a ver qué hace hoy el Racing. La Real ya es inalcanzable, como Athletic o Mallorca, y el Alavés resucita cuando todos lo daban por muerto y era fijo candidato al fracaso de la Segunda.

Estos son los datos objetivos de lo que deparó la jornada intersemanal. Pero el fútbol también vive mucho de sensaciones, de momentos, y varía por instantes según la red donde adormezca el balón. El punto de ayer puede que no sirva absolutamente de nada, lo más probable, pero de la misma manera podría convertirse en la llave de la salvación. Además, sabe muchísimo mejor de la forma en que se consiguió ante la Real Sociedad, en el tiempo de descuento, apelando a la épica y de penalti injusto tras haber realizado un esfuerzo heróico y un arrojo intachable.

Fallos en la estrategia

Hasta el gol de Lobos, el equipo estaba muerto, hablando en pretérito como lo hizo ayer Víctor Espárrago. De nada sirve mandar y darlo todo si pecas de alarmante bisoñez cuando el balón sobrevuela el área. Con un Limia siempre a la sombra de su larguero, no cogerá una insolación ni una mala mojá, a la defensa no lo queda más que mostrar contundencia en el despeje de cabeza. Pero el técnico cadista no ha sabido dar solidez a su bloque en las acciones de estrategia, y volvía a quedar en evidencia en el minuto ocho de partido. Cifu bota una falta lateral que es cabeceada con facilidad por dos delanteros realistas hasta que la enchufa Xabi Prieto escorándola al poste. Es verdad que la injusticia no podía ser mayor, pues los amarillos eran enormemente superiores, pero lo que cuenta es que de nuevo empezaba el duelo por detrás en el marcador como ante el Deportivo.

Las ganas y la entrega de los futbolistas intentaban esconder los numerosos desbarajustes tácticos de un cuadro que ya casi ha perdido el norte. Insistir en lo del doble pivote defensivo cuando hay que ganar por decreto es darse cabezazos con el muro de las lamentaciones. Apostar por él con un 2-0 en contra es para marcharse del estadio con varios mechones de pelo entre las manos. O Fleurquin o Bezares, en Cádiz no existe ese jugador perfecto que combine la altura de uno y la fuerza del otro, habrá que buscarlo el año que viene. Pero con ellos dos hay más atasco en la medular que en el puente Carranza, y los balonazos de los centrales facilitan la labor del rival. Berizzo no puede ser el Guardiola de este Cádiz.

También es grave mantener a Varela en la banda izquierda, sin aspiración ofensiva e impidiendo que Sesma disfrute de mayores espacios. Y así podemos estar rellenando páginas y páginas, acusando a los técnicos de que la zaga no trabaja suficiente la estrategia o que es complicadísimo marcar sin un delantero centro en el campo.

Una gran primera mitad

Pese a todo, es inevitable resaltar la gran primera mitad amarilla, gracias a unos futbolistas que ya juegan al 150%. Sólo la mala fortuna repelía las innumerables ocasiones de las que disponían los gaditanos. De la Cuesta no remataba un preciso centro de Lobos, Sesma en boca de gol se la regalaba al meta Riesgo (que abandonaría el césped tras esa acción) y Pavoni estrellaba su disparo en un zaguero donostiarra. Y así hasta en ocho ocasiones claras, como la que Alberto le sacaba al argentino con una grandísima intervención o la que malograba Varela al filo del descanso.

El fútbol continuaba siendo injusto con el Cádiz, siempre con la perspectiva de que gastándose algunos milloncitos más de euros la suerte aparece más cercana (que le pregunten a Lobos, que ya es el máximo goleador y eso que llegó en diciembre). Aún así, la esperanza flotaba en el ambiente a poco que Espárrago variara un poco su forma de jugar (gran frase la suya, aunque poco acertada, de no vamos a cambiar los caballos a mitad del río) y se lanzara al ataque con una apuesta más ofensiva.

Oli 'señala' el penalti

La entrada de Morán por Bezares y la renuncia al doble pivote defensivo llegaría (con sonora pitada), la defensa de tres también, pero cuando la Real ya había logrado su segundo gol, en principio lo que venía a ser la puntilla. Otra vez a balón parado, y de nuevo de cabeza, Garitano esquivaba con excesiva facilidad la marca de De la Cuesta y colaba el balón en la portería de Limia como si fuera un obús.

Probablemente, otro equipo bajaría los brazos. Pero aquí la afición no lo permite. Si no decaen los cánticos nunca pueden flaquear las fuerzas sobre el verde de Carranza. Es más, la plantilla ya se ha marcado un claro objetivo: morir con las botas puestas, pues hasta ellos mismos ya ven cerca el filo resplandeciente de la guadaña. El fallo garrafal de Sesma otra vez delante de la portería (contestado poco después por Mark González) pasaba rápidamente a mejor vida y los locales seguían muriendo en el campo en cada minuto. A fuerza de insistir, y olvidando por completo el poco fútbol que se ha ofrecido este año con cuentagotas, llegaba a los dominios de un Alberto sensacional que desbarataba una gran ocasión de Zipi y Zape Pavoni y Vella.

Nada, el cuero no entraba. No había manera, y parte de la hinchada comenzaba a desesperarse mostrando su enfado con el equipo, el entrenador y hasta con el presidente. Y en ese momento en que lo dan por muerto, el Cádiz resucita. O por lo menos sigue en coma, vivo, en la UVI, pero vivo. Queda algo de aliento. Débil, muy débil. Merced a un gol de Estoyanoff tras un preciso pase de Morán... de saque de banda. Poco fútbol, sí. Y gracias a un penalti por presuntas manos de un zaguero realista que señalaba Oli ante la falta de personalidad del juez de línea. Lobos lo transformaba sobre la bocina y lograba un punto de oro o birrioso, el tiempo lo dirá. Pero que da que para que los soñadores continúen pensando que es posible ganar a un Getafe que ayer fue un rival de chiste, y por supuesto doblegar al peor colista de los últimos tiempos. Y Racing, Alavés y Betis pueden perderlo casi todo. Que sí, que es posible. Pero que hay que ganar ya... Y punto.