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Primera parada para el ascenso

El Xerez juega hoy en el José Zorrilla el primer partido de una semana decisiva que podría aclarar el objetivo de los azulinos hasta el final de temporada

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El vaso está por la mitad. Diez jornadas sin probar el sabor del triunfo en una racha de resultados tremendamente negativa, hacen que los más pesimistas vean la copa medio vacía y con tendencia a evaporarse. Los optimistas, lo soñadores, los que recuerdan emocionados el impresionante arranque de temporada de los de Lucas Alcaraz, continúan viendo un vaso medio lleno en el que aún flotan las posibilidades de pelear por meter la cabeza entre la élite del fútbol nacional. Privilegio del que su posición actual les permite presumir.

La afición, la directiva, el cuerpo técnico y el vestuario es consciente de la relevancia de los tres partidos que disputarán en los próximos siete días. Algo que con 27 puntos por delante -una vez superado las tres citas inmediatas- podría parecer exagerado, pero que se argumenta en una supuesta devacle psicológica si el peso de nuevos resultados negativos recae sobre la mermada moral de los xerecistas.

La expedición azulina salió a las siete de la mañana de ayer con rumbo a Valladolid y ya no volverá a Jerez hasta haber disputado el encuentro del miércoles en Alicante frente al Hércules. El técnico granadino decidió llevarse sólo a 18 hombres, pero la lista podría ser modificada una vez que se haya jugado el encuentro en el José Zorrilla. Jesús Mendoza es la única alta de la convocatoria. El lateral jerezano regresa tras cumplir su sanción por la expulsión en Tenerife y volverá a su carril habitual en el once titular. Por contra, se cae Guzmán, que en muy pocas semanas ha pasado de saltar de inicio al terreno de juego, a tener que ver al resto de sus compañeros por la televisión.

Intensidad

Alcaraz no encuentra la manera de hacer reaccionar al gigante adormilado que en estos momentos es el Deportivo. Durante las últimas semanas ha introducido cambios puntuales aunque las lesiones y las sanciones no le han permitido reavivar esa competitividad dentro del vestuario sobre la que se cimentó el éxito de la primera vuelta. Salvo la duda de la portería -donde lo lógico sería darle continuidad a Tete- y a expensas de un nuevo revulsivo a modo de cambio en el once o incluso de sistema, no parece que Lucas tenga preparado nada especial. Y es que en el momento en el que el Xerez corre para no dejar escapar el vagón que lleva a Primera División, hombres como Vicente Moreno o Javier Camuñas están llamados a tirar del carro.

Como ya pasó en la anterior, esta semana se ha visto un nivel de intensidad superior durante los entrenamientos semanales. Frente al Sporting se tradujo en unos veinte minutos iniciales muy fluidos pero poco acertados. Por lo que parece clave que de repetirse la historia en Valladolid, los azulinos necesitarán materializar las ocasiones que se presenten para que la angustia no termine por agarrotar las mentes.

Fortaleza en Zorrilla

El Xerez viaja a un campo de primera donde se encontrará a un equipo que ya siente haber perdido su billete para ascender de categoría. La llegada de Alfredo Merino al equipo pucelano ha reforzado al Valladolid como local, pues ha vencido en los dos encuentros que ha disputado en su propio feudo, pero no ha funcionado lejos de casa. La derrota frente al Numancia hizo un destrozo psicológico importante en el vestuario blanquivioleta, y pese que de puertas del vestuario para afuera se sigue vendiendo ilusión para luchar por ascender, en el seno del plantel son muy conscientes de la dificultar de enganchar con los de arriba. Además, también tiene muchas dificultades para materializar sus ocasiones y cuentan con bajas importantes como las de Víctor y Morales, dos asiduos en las alineaciones de Merino.

Esto coloca a dos cabezas angustiadas, dos equipos enfermos carentes de eficacia y tocados moralmente en un terreno de juego sobre el que se jugarán mucho. Concretamente el Xerez no sabrá si estará en Primera, pero al final de la semana puede que sí sepa si no podrá estar luchando por logar el sueño del ascenso. Así las cosas, los de Lucas Alcaraz se encuentran hoy con uno de los últimos trenes que conduncen al ascenso. La próxima estación será el gélido estadio de Zorrilla, pero no se debe pasar por alto otras paradas que no son baladíes. El miércoles, sin ir más lejos, se encontrarán los azulinos con la asignatura pendiente del Hércules, (si no lo impide otra gastroenteritis aguda) y el fin de fiesta se cerrará contra el Eibar, el próximo sábado en el Chapín. Quizás en ese encuentro se pongan los cimientos para una posible resurrección o para un inevitable y catastrófico vía crucis xerecista.