TRIBUNALES

El juez señala a Manolo Carrasco como «pieza fundamental» de la trama

El caso del presunto fraude sobre derechos de la SGAE pone la lupa en la práctica denominada 'la rueda'

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Cinco de la mañana. En la televisión aparece un señor con gafas tocando el piano. En el rincón de un plató, apartado de la escena central, interpreta entregado una pieza clásica. El espectador zapea perdido y somnoliento y piensa cómo un autor de tal valía –al menos aparente– puede estar sometido de esa manera tan extraña a la dictadura de la parrilla. Cómo es que a ese señor y a su música no le han encontrado hueco en una hora de emisión más lógica para disfrute de melómanos. Todo podría tener su explicación: dinero.

La Policía detenía esta semana a 18 personas en diferentes provincias españolas –tres de ellas en Cádiz– por cometer presuntamente un fraude en el cobro de derechos de autor de piezas musicales emitidas en televisión en una práctica conocida como «la rueda».

Según los investigadores, el entramado creaba «música de baja calidad»y registraba «falsos arreglos» sobre piezas de dominio público, es decir, aquellas cuyos autores han muerto hace más de 70 años y quedan libres de derechos (Mozart, Chopin, Vivaldi...). Una vez ‘versionadas’ las volvían a registrar y hacían caja por su reproducción.

Para sacarles una buena tajada lo mejor era que se emitieran en programas de madrugada, con una audiencia mínima, y generar así disimuladamente los derechos de autor que luego cobrarían.

Entre los autores señalados se encuentra el conocido pianista gaditano Manolo Carrasco. El martes se le detuvo en Madrid. En Cádiz, agentes de la UDEV arrestaron a tres familiares suyos. Todos ellos aparecen como investigados en este causa que instruye la Audiencia Nacional.

El magistrado que lleva el caso Ismael Moreno describe en el auto la supuesta práctica irregular. Según el juez, consistía en el registro fraudulento de obras originales «como si de nuevas se tratasen, sin variación alguna de la auténtica y original en la mayor parte de los casos», que además realizaban en muchas ocasiones personas «con cuanto menos dudosos conocimientos musicales».

Según añade, esas piezas se lograban emitir «en connivencia con trabajadores de productoras de televisión, mediante el abono de comisiones para que el repertorio se difundiera en horas nocturnas, dándole preferencia a estas obras». El auto habla de un fraude que ha podido alcanzar los 100 millones de euros, de 2006 a 2011, y de tres formas distintas de actuar:la primera, retocando levemente las piezas de dominio público y registrándolas después como propias, la segunda, haciendo piezas de mala calidad y la tercera, a través de una red de coautores y testaferros y dinero a repartir.

El magistrado Ismael Moreno habla de un fraude que ha podido alcanzar los 100 millones de euros

Ismael Moreno señala a nueve acusados principales, entre autores, gente de televisión e intermediarios. Entre ellos, el gaditano Manolo Carrasco y su socio en la productora Eurodelta, Fernando Bermúdez. Les acusa de delitos como organización criminal, corrupción en los negocios y estafa.

Para la investigación, el compositor gaditano y su socio son «personas fundamentales de la rueda». Según entiende el juez, ambos «han tejido un entramado empresarial dedicado a la falsificación, manipulación, producción y creación de obras musicales de baja calidad, valiéndose de testaferros para ocultar sus actividades e identidades. Las obras referidas son utilizadas y reutilizadas para formalizar contratos de forma connivente con las cadenas de televisión basados en la contraprestación económica o patrimonial de manera encubierta».

Además de a Carrasco, la Policía detuvo en Cádiz a su madre, Gloria Tubío, quien por ejemplo aparece como arreglista de una obra del compositor italiano Gioacchino Rossini, fallecido en 1868.

La familia niega los hechos que se le imputan. Aseguran que todas las piezas del autor gaditano son originales y que todo responde a una maniobra orquestada por antiguos directivos de la SGAE porque Carrasco se estaba llevando «gran parte del pastel».

Los agentes intervinieron numerosa documentación con el objetivo de probar cómo y dónde iban los ingresos que han obtenido.

Según el auto, «con anterioridad a 2005 la editorial Eurodelta Music registró una obra. En adelante, 644 obras y recaudaron 3,2 millones». Como añade, sobre todo se encargan de arreglos de autores clásicos como Mozart, Chopin, Schubert, Tchaikovsky o Beethoven, entre muchos otros.

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