cultura

Llopis devuelve el horizonte a Cádiz

La Casa de Iberoamérica acoge en una exposición parte del legado del coleccionista

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Hace dos años que el coleccionista José Félix Llopis falleció, pero ayer parecía que se encontraba en cada esquina de la Casa de Iberoamérica. Observando con cierta curiosidad la decena de obras de su legado expuesta bajo el nombre ‘Horizontes del arte, sueños de ultramar’, en la sala que lleva su nombre. Una muestra que nace con vocación de permanencia, tal y como era la voluntad de Llopis. «Que se haya expuesto en Cádiz es muy simbólico», afirmó su sobrina y una de las patronas de la Fundación José Félix Llopis, Ana María Llopis, durante la inauguración. «Es muy simbólico porque Cádiz fue la puerta del descubrimiento de América, a quien Lord Byron describió como la sirena del océano, y la ciudad que oí nombrar como la tacita de plata por primera vez a nuestro abuelo José María, padre de José Félix». Como su tío, Ana María acumuló todas esas historias, «se enamoró del Castillo de Santa Catalina» como también lo hizo de la Casa de Iberoamérica y «de esta sala»que ya acoge parte de su patrimonio.

Ana María recordó «cómo al ver los tres ojos de buey que están en esa sala mi tío me dijo: ‘Allí está el horizonte, el que nos une con América’. Y si se traza una línea recta, toca la América del Caribe que tanto amó. Un horizonte que nos devuelve la mirada enriquecida». De ahí el nombre que engloba a la exposición.

La alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, destacó ayer el vinculo que mantuvo José Félix Llopis con la ciudad y su implicación en varios proyectos del Bicentenario de la Constitución de 1812. «Apareció cuando esta ciudad más necesitaba de su entusiasmo, de su alegría, y de sus ganas de trabajar por la cultura. Su fundación fue la primera entidad privada que nos dio su apoyo completo y, aunque luego vinieron otros, he de reconocer que fueron los precursores».

La muestra acoge una selección realizada por la propia fundación de dibujos, pinturas y esculturas entre las décadas de 1940 y 1990, en la que están presentes en su mayor parte artistas mexicanos. Las obras que se exponen en la sala central diferencia dos grupos. De un lado, una figuración de corte onírico que conforma los comienzos de la colección y del otro, la abstracción pictórica en una vertiente abstracta gestual y otra geométrica.

La segunda parte de la colección se centra en las molas de los Gunas Yala y Panamá, unas piezas artísticas de telas unidas con hilos de algodón, que van más allá de lo popular o de lo folclórico, tanto por su creatividad, significado y variedad de temas. «A través de figuras geométricas, antropomorfas, zoomorfas o abstractas, representan un sentimiento cosmológico y religioso importante», según explica Ana María Llopis.

La tercera y última parte de ‘Horizontes del arte, sueños de ultramar’ se centra en la pintura naif latinoamericana donde no hay una preocupación por la estética clara y definida, si no que sus pintores reflejan su conciencia emocional y una visión espontánea del mundo en el que viven por medio de una representación cándida y simple.