El flúor ayuda a prevenir las caries, pero en exceso causa fluorosis –manchas dentales–.. / Remi Bornet
MUY PRÁCTICO

Una salud de hierro

Los minerales en los complementos vitamínicos se han puesto de moda y, si bien son imprescindibles para el organismo, hay que saber bien cuándo y cómo tomarlos

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Cada vez existe una mayor conciencia de que llevar una dieta saludable es esencial para la salud. El problema es que las prisas y las comidas fuera de casa muchas veces desembocan en regímenes desequilibrados, que se incrementan en verano por el seguimiento de las llamadas ‘dietas milagro’. Es entonces cuando muchas personas comienzan a tomar suplementos dietéticos minerales porque así suponen que contrarrestan esa mala alimentación.

Además, al seguimiento de estas dietas desequilibradas hay que sumarle la mayor frecuencia en nuestra sociedad de trastornos digestivos (enfermedad celíaca, alergias alimentarias, cirugías digestivas). Y las dos pueden comprometer la ingesta y absorción de una cantidad suficiente de minerales.

Con este panorama, la utilización indiscriminada de estos suplementos ha proliferado. Pero sin una valoración médica previa y personalizada de su conveniencia, esta ‘moda’ conlleva sus riesgos: «La toxicidad por minerales es bien conocida. Algunos como el cinc, el cobre o el hierro tienen un estrecho margen entre el beneficio de su aporte y su toxicidad y por ello es necesaria una suplementación mineral siempre personalizada y racional. Como en otros ámbitos, los excesos pueden ser perjudiciales», afirma el doctor Camilo Silva Froján, del Departamento de Endocrinología de la Clínica Universidad de Navarra.

De este modo, una sobredosis de cinc, por ejemplo, puede causar náuseas, vómitos, cefaleas y pérdida del apetito entre otros síntomas. «Una dieta variada y saludable que contenga frutas, verduras, carne y pescado, cereales y lácteos, garantiza un aporte adecuado de nutrientes a la inmensa mayoría de la población. Y para un aporte extra de minerales deberá realizarse una valoración médica individualizada», remarca el experto.

Cómo saber si hay un déficit

El desarrollo de un déficit mineral es habitualmente progresivo y escalonado. Así, en una primera fase, el organismo trata de compensar la carencia mediante un incremento de la absorción digestiva o una disminución de la excreción urinaria.

¿Qué sucede si persiste este bajo aporte del mineral? Pues que será entonces cuando aparezca un ‘déficit subclínico’, es decir, aunque pueden aparecer trastornos bioquímicos derivados del déficit éstos no provocan una enfermedad clínica evidente. Y si nada cambia y no se acude al médico para ponerle remedio, se producirá la enfermedad clínica, con síntomas y signos más o menos específicos según el tipo de mineral deficitario.

Existen déficits muy comunes. Así, el de hierro es la causa principal de anemia y en muchas ocasiones «está infradiagnosticado e infratratado», afirma el doctor, al tiempo que señala que España sigue teniendo «un déficit moderado de yodo y es necesaria su suplementación sistemática en mujeres gestantes, a fin de prevenir las alteraciones del desarrollo neurológico fetal». Saber qué aporta cada mineral y el peligro de su déficit nos hará ser conscientes de por qué tenemos ciertos síntomas. Conocer qué sucede al abusar de ellos, reconocer que para tomarlos hay que acudir antes al médico.

Una salud de hierro

Una salud de hierro