Una niña jugando con un perro. / E. M.
MUY PRÁCTICO

Cuidados con las mascotas

La interacción con animales domésticos puede mejorar la función cardiovascular, estimular un mayor grado de responsabilidad e independencia, disminuir la ansiedad y mejorar las relaciones interpersonales

MADRID Actualizado: Guardar
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Los animales de compañía, nuestras queridas mascotas, han tenido desde siempre un importante papel en la actividad humana. De hecho, numerosos estudios han demostrado los beneficios de esta interrelación: la interacción con mascotas puede mejorar la función cardiovascular, estimular un mayor grado de responsabilidad e independencia, disminuir la ansiedad y mejorar las relaciones interpersonales. Además, en algunos enfermos permite una recuperación más rápida y siempre aportan una buena dosis de compañía.

Pero para gozar de los beneficios mencionados es muy importante saber elegir qué mascota decidimos tener: «Muchas especies que actualmente se comercializan como mascotas no son domésticas, esto quiere decir que no necesitan de nuestro cariño, únicamente de que las alimentemos y de que les demos un espacio. Por lo tanto, su interacción con el humano y los beneficios que le pueden reportar son mucho menores», explica la doctora Sonia Téllez Peña, experta en Sanidad Animal del Centro de Vigilancia Sanitaria Veterinaria (Visavet).

Elegir la mascota adecuada

No cabe duda de que no es lo mismo tener un perro o un gato como mascotas que una iguana o una tortuga, por poner algunos ejemplos.

Con el término ‘doméstico’ a lo que en realidad se hace referencia es a animales que, por selección directa del hombre, adquirieron características genéticas, morfológicas, fisiológicas y de comportamiento diferentes a las que tenían sus progenitores silvestres.

Como bien matiza Téllez, a estos efectos, baste con decir que fue el perro, una subespecie doméstica del lobo –según la comparación de los mapas genéticos de ambas especies–, el primer animal domesticado. De hecho, la evidencia fósil más antigua de un perro domesticado fue encontrada en 2008 en la cueva Goyet de Bélgica, al parecer asociado a la cultura auriñaciense.

Ya entonces, el perro era útil como ayuda en la caza y para defender al grupo, por lo que se crearon diferentes razas para las distintas labores y características ambientales y geográficas

Si esta domesticación data de hace unos 31.700 años, la del gato es algo más tardía, de hace unos 9.500 años, y más independiente, ya que los orígenes de su domesticación vienen dados por el abandono gradual por parte de estos animales de su vida silvestre para convivir con la especie humana atraídos por los roedores que parasitaban a estas comunidades.

En el caso de los niños tener un animal en casa es muy bueno porque cuidarles y darles cariño les despierta el instinto de protección y de responsabilidad, algo que les va a beneficiar en su vida, además de inculcarles el respeto a otras especies y a la Naturaleza en general. Para ellos, se deberían seleccionar especies animales que permitan su interacción con el niño y que tengan de media una vida larga. Así, no es recomendable que tengan pequeños roedores porque su vida es muy breve. De mano de los padres queda el control higiénico y sanitario y la educación.

«No es aconsejable que los muy pequeños o con enfermedades que afectan a su sistema inmune (inmunodeprimidos) tengan contacto con animales por el posible riesgo para su salud», incide Téllez.

Riesgos para la salud

Amén de los beneficios que nos pueda aportar tener una mascota u otra, lo que hay que tener muy presente es que su tenencia también entraña algunos riesgos, como el contagio de ciertas enfermedades cuando a los animales no se les cuida como es debido.

«Es prioritario educar a la población para una tenencia responsable de estos animales, evitando su convivencia con personas inmunocomprometidas. Asimismo, se debe promover un control veterinario y su vacunación contra aquellos agentes patógenos prevenibles, lo que permitirá disfrutar de los beneficios de tener animales de compañía minimizando los riesgos», explica la experta.

Las zoonosis, que es como se llaman las enfermedades que se transmiten naturalmente de los animales vertebrados al hombre y viceversa, rondan las 150 y 200 afecciones originadas por bacterias, virus, parásitos y hongos.

Téllez alerta de que, en los últimos años, se ha observado la emergencia y remergencia de algunas zoonosis –fenómeno estrechamente vinculado a cambios ecológicos, climáticos y socioculturales– que han determinado que la población animal comparta su hábitat con el hombre con más frecuencia.

A estas zoonosis que pueden transmitirnos mascotas comunes como perros, gatos, algunas especies de aves, roedores y lagomorfos (conejos, liebres…) hay que sumarles, además de los riesgos de alergias y mordeduras, los de transmisión aún desconocidos de especies no domesticas puestas de moda hace unos años, tales como reptiles, anfibios y algunas aves y mamíferos más exóticos (hurones).

Pero centrémonos en las principales enfermedades zoonósicas que se pueden asociar con el contacto con mascotas, así como en su prevención y su tratamiento.

De difícil contagio en humanos

Una de las enfermedades de las que más hemos oído hablar es de la Leishmaniosis. Pues bien, esta apenas afecta a los humanos y solo es posible su transmisión a través de la picadura de un mosquito. Sin embargo, en los perros es mortal.

La Leishmaniosis es una enfermedad parasitaria producida por protozoos del género Leishmania. En España la especie más prevalente es L. infantum.

La transmisión se realiza únicamente a través de la picadura de mosquitos del género Phlebotomus: «De momento, el único vector biológico aceptado para Leishmania son los mosquitos pertenecientes a los géneros Phlebotomus (en el viejo mundo) y Lutzomyia (en América). Sin embargo se ha discutido sobre la transmisión de este protozoo a través de otros artrópodos, como por ejemplo la garrapata marrón del perro (Rhipicephalus sanguineus). Hasta el momento no existe ninguna investigación que demuestre como correcta esta nueva vía», matiza Téllez.

¿Cómo sabremos si nuestro perro padece de Leishmaniosis? Primordialmente, fijándonos en la falta de pelo alrededor de los ojos, orejas y nariz, en heridas que no curan, especialmente en cabeza y patas y en áreas donde el perro esté en contacto con el suelo al tumbarse o sentarse, además de en el crecimiento exagerado de las uñas.

Al no existir un tratamiento que elimine el parásito, solo podremos administrarle uno que permita suprimir los síntomas y alargar la vida del animal y que será más efectivo si el mal no está muy avanzado.

La Leishmaniosis causa la muerte de la mascota, por lo que lo más aconsejable es la prevención con collares repelentes de insectos y otros artrópodos y/o con lociones antiparasitarias que se extienden por el pelo del animal para evitar la picadura del mosquito.

La experta nos da un respiro al asegurar que «es muy improbable» que una persona sana pueda desarrollar los síntomas de esta enfermedad: «Nuestra respuesta defensiva frente a ella es muy intensa y eficaz, siendo capaz de impedir la expresión de los síntomas. En zonas endémicas como España, un alto porcentaje de la población ha tenido contacto con Leishmania alguna vez, siendo el número de casos clínicos casi nulo».

Pero el riesgo de desarrollar la enfermedad aumenta en caso de que la persona sufra alguna inmunodeficiencia grave. La lesión que puede aparecer entonces es una úlcera tórpida cutánea denominada «Leishmaniosis cutánea» que responde muy bien al tratamiento.

La especie de Leishmania existente en España (L. infantum) no causa Leishmaniosis visceral (sistémica). No ocurre así en otros países (principalmente del Norte de África y América central y del sur) donde existen otras especies de Leishmania que son mucho más agresivas para el ser humano.

Peligro para las embarazadas

La toxoplasmosis es otra enfermedad producida, en este caso, por un protozoo parásito denominado Toxoplasma gondii.

Este parásito necesita de más de un hospedador para completar su ciclo vital, por lo que los síntomas variarán dependiendo de si el animal infectado es un hospedador definitivo o intermediario.

Si el hospedador es definitivo, lo que sólo ocurre en gatos y otros felinos, el parásito llegará al intestino, donde dará lugar a individuos adultos que, al reproducirse, crearán ooquistes que serán eliminados con las heces y se volverán infectivos. Si el hospedador es intermediario (gran diversidad de animales vertebrados de sangre caliente, entre ellos los humanos) este ingerirá esos ooquistes eliminados al medio natural y, una vez que lleguen al intestino, atravesarán la pared y se dirigirán sobre todo a los músculos, donde se enquistarán.

¿Cómo se ingieren? Los humanos sufren la transmisión del parásito fundamentalmente por vía oral a través de la ingesta de carnes, verduras, agua, huevos, leche, u otros alimentos contaminados por ooquistes o que contienen quistes tisulares. También se pueden infectar por ingesta accidental de ooquistes tras manipular las excreciones de gatos infectados.

Los dueños de gatos deben tener en cuenta que si su mascota nunca sale a la calle y se alimenta únicamente a partir de pienso comercial es prácticamente imposible que esté infectado de toxoplasma. Pero siempre hay que mantener unas medidas higiénico sanitarias básicas (recogida de las heces con guantes o recogedor, limpieza con lejía de forma periódica del cajón de la arena, vacunaciones y desparasitaciones en regla, etc.) en el manejo del animal.

Si bien el hospedador definitivo no tendrá síntomas, si los padecerá el intermediario. Esta dependerá de la localización de los quistes, siendo en muchos casos inaparentes.

Así, el 80% de las infecciones en humanos son asintomáticas, aunque en niños y ancianos puede dar lugar a síntomas genéricos similares a la gripe (dolor de cabeza o muscular, fiebre, etc.)

El mayor problema lo tendrán las mujeres embarazadas. «Si una mujer embarazada no tiene anticuerpos frente a toxoplasma (por infección previa) corre el riesgo de infectarse durante el embarazo. Una infección durante el embarazo puede dar lugar a abortos, malformaciones en el feto o desarrollo de alteraciones oculares en los individuos que nazcan aparentemente sanos», explica Téllez.

En gatos el parásito se elimina del intestino mediante la desparasitación periódica, pero en humanos no existe tratamiento y, si hay síntomas, se deberá acudir al médico y seguir sus indicaciones, ya que dependerá de dónde y cómo afecte que se administren unas fórmulas u otras para eliminar los síntomas, nunca la infección.

Con todo, tenemos que tener claro que tener una mascota es más beneficioso que perjudicial, si bien hay que observar siempre una regla de oro: no son un capricho y conllevan ciertas obligaciones.

Enfermedades que pueden transmitir los animales a los humanos

Visavet (siglas del Centro de Vigilancia Sanitaria Veterinaria) es un centro de investigación y de apoyo a la docencia de la Universidad Complutense de Madrid que trabaja en las áreas de la sanidad animal, la salud pública, la seguridad alimentaria y el medio ambiente.

El centro, del que forma parte la doctora Sonia Téllez Peña, la experta en sanidad animal consultada para este reportaje, tiene como prioridades la investigación y el desarrollo de tecnologías que ayuden al diagnóstico y control de las enfermedades transmisibles de los animales, especialmente aquellas que tienen un carácter zoonósico y que están sometidas a programas de control y erradicación. Asimismo, tiene como objetivo facilitar e impulsar los aspectos de formación y divulgación en consonancia con la actividad docente universitaria. Para más información: www.vigilanciasanitaria.es