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Nostalgia y desolación en la Bajamar

Preocupación en el bar Liba que ahora mira a un muelle vacío

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Nostalgia, desolación y perplejidad. Estas son las sensaciones que se palpan en el entorno del muelle del Vaporcito. La fuente de las Galeras y la avenida de la Bajamar asisten a la llegada constante de turistas despistados que se topan con un cartel que anuncia que no habrá más viajes en el Vapor en lo que va de año. "Hemos venido expresamente para subirnos al Vaporcito, porque habíamos oído hablar mucho de él. Pensábamos pasar la tarde en Cádiz". Ramón Sabater y su amigo Juan Antonio Parrado vienen desde Murcia con sus familias. "Supongo que cogeremos el catamarán".

En el conocido bar 'Liba' el ambiente está apagado. Los parroquianos lamentan la pérdida y esperan que las administraciones arrimen el hombro para recuperar la embarcación, pero prefieren no dar la cara. Fuera, en las mesas, Francisco Rodríguez y Juani López pasan la sobremesa con sus respectivas parejas. "Desde hace muchos años venimos de Sevilla para hacer esta excursión. Tomar el Vaporcito hasta Cádiz. Es una pena, porque el catamarán no es lo mismo. Pierde todo el encanto".

Sandra Triviño, portuense de 22 años, se detiene con su bicicleta en la verja del muelle. "Lo he tomado muchas veces, desde pequeña. Es una pena, porque se trata de una seña de identidad de El Puerto. Veo difícil que lo recuperemos".

Sobre la baranda, Antonio Sánchez, gaditano con 85 años a sus espaldas, lanza migas de pan a los peces. "Deberían hacer todo lo posible porque volvamos a tener el Vaporcito. Es muy importante para el turismo, y un recuerdo entrañable para muchos".