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Twitter se alía con los paparazzis

«Las redes sociales nos benefician ante el juez y nos dan pistas», desvelan los cazadores de exclusivas

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Mientras Casillas y Carbonero se hacían esa simpática foto de playa para Facebook, alguien observaba agazapado. Paciente, esperó a que se despojaran de las camisetas y entonces disparó. Una, dos, tres... quince fotos. En el agua, de la mano paseando por la orilla, poniéndose cremita... Las instantáneas se colaron hace unos días en la portada de ‘Hola’ y en el interior (nueve páginas) y dieron para un buen rato de debate en la tele. Es, de momento, el reportaje del verano. Y el mejor pagado, que podría haber alcanzado los cinco ceros. Parecido desembolsaron el año pasado por unas fotos de la pareja en Los Ángeles, las primeras tras el huracán mundialista y el beso.

Ambas las sacó el marbellí Diego Arrabal, desde el 87 en este negocio, un paparazzi ‘pata negra’. «Antes iban más de pardillos, pero ahora es muy complicado pillarles». A él no se le escapan, y en cuanto la parejita se relaja un poco les mete el objetivo. Después de tantas horas de observación y seguimiento sigiloso ha llegado a la conclusión de que la presentadora y el portero madridista «siguen igual de enamorados o más que al principio. Tienen mucho futuro». Su amor sigue intacto. Y también su caché, porque «es de las pocas parejas de moda que no han bajado de precio». Lo que quiere decir que vuelven a ser unas de las presas más cotizadas del verano. Muy a su pesar.

Si en lugar de Casillas y Carbonero los tortolitos de la playa hubieran sido Piqué y Shakira, el reportaje «no valdría ni la mitad». «Se creen el ombligo del mundo, pero ya han pasado a segundo plano. Las fotos importantes son las que les hicimos el año pasado en Ibiza, cuando estaban juntos y ellos lo negaron» –a pesar del ‘pelotazo’ aquellas fotos no pasaron de los 4.000 euros–. «Ahora solo serían realmente interesantes unas buenas fotos de ella en bikini o embarazada», dicen los profesionales del sector.

Porque de las otras, de arrumacos y paseos, ya hemos visto bastantes. Ellos mismos se encargan de subirlas cada poco a Twitter. ‘Aquí tenéis la foto celebrando el cumple’. Así inauguraba Piqué el álbum online con Shakira, el pasado mes de febrero. Poco después, ella subió otra instantánea con ‘su sol’ en la playa, luego él se dejó ver deseando suerte a su chica en el camerino antes de un concierto...

La cantante colombiana y el futbolista azulgrana son de los más activos en Twitter. Una moda a la que se han apuntado muchos. Los últimos, la actriz Carolina Cerezuela y el tenista Carlos Moyá, que hace unos días colgaban una foto de su boda en internet. Y quién sabe si Casillas y Carbonero no nos sorprenden cualquier día con un bombazo en 140 caractereres. De momento, nos dan un poco de envidia con las fotos de vacaciones –en Facebook–.

Besos y bañadores

Pero, ¿qué hay detrás de esa actitud aparentemente exhibicionista en gente que, por otro lado, «es muy celosa de su vida privada»? Porque dinero, no. Ni un euro. Así que lo lógico es pensar que con tanta foto gratis lo que quieren los famosos es quitarse a los paparazzis de encima, rebajar la presión y, de paso, reventar las exclusivas para que otros no hagan dinero a su costa. Pero «están muy equivocados», advierten los fotógrafos del cuore.

Los paparazzis no temen a Twitter, todo lo contrario. Dicen que les viene bien. «A la hora de las denuncias nos beneficia. Alguien que difunde imágenes suyas a nivel mundial tiene bastante difícil defender delante de un juez una intromisión en su vida privada cuando les sacamos fotos». Además, «los mensajes en las redes sociales nos dan pistas de dónde están. Es como si te picaran, como si te invitaran a ir detrás de ellos, claro que también te pueden engañar y escribir: ‘Estamos en Ibiza’ y estar en Madrid».

En todo caso, lejos de desviar la atención, lo que consiguen los famosos subiendo sus fotos domésticas a las redes sociales es todo lo contrario, «generan expectación, calientan el ambiente y provocan las ganas de ver más, porque ellos se sacan como quieren salir, no besándose, ni en bañador, que es como queremos verles».

Esas hay que robárselas. No a todos, que Malena Costa y Puyol se dejan ver ligeros de ropa sin recato. Pero ellos no interesan. «Da igual que se pongan en bañador o haciendo el pino. El otro día les vi comiendo en Ibiza y ni levanté la cámara», dice Carlos, un paparazzi con sede en la isla, la zona más caliente –junto con Marbella– del verano rosa.

– ¿Y eso? Chica guapa y futbolista... La ecuación perfecta

– Pregúntale a mi madre a ver si sabe quién es Puyol o Forlán o Guti... Y luego pregúntale quién es la Pantoja. Aunque ella está ya bastante devaluada para la prensa... Para la tele tiene más tirón.

Cuenta Carlos –no se llama así, pero cuida hasta el extremo su anonimato– que se tira todos los días de diez horas para arriba en el aeropuerto de Ibiza haciendo guardia. «Este año no hay mucho glamour. En una semana, solo he pillado a Fonsi Nieto y a la novia».

– ¿Y cómo llevan los famosos eso de bajarse del avión o estar comiendo en una terraza y tener un foco encima?

– Hay de todo. Unos te ven y se piran, otros te dicen: ‘por favor, déjame comer, luego me baño y me haces las fotos’, porque quieren cuidar su estética. Y también está el que te insulta o te quiere pegar.

Pero ese es un riesgo que están más que dispuestos a asumir. El otro riesgo, mayor que éste, es ‘comerte’ las fotos, que también pasa. A principios de junio Carlos hizo uno de esos reportajes bomba, un escándalo que pensaba le iba a salvar el verano, pero le salió rana: «Era una pareja que suele salir en el ‘Hola’ y le pillé a él con otra. Creí que la revista me las compraría para retirarlas, pero no las han querido y me las he comido», se lamenta. Otras fotos familiares de los Príncipes de Asturias en el zoo «que iban a costar 90.000 euros, al final se vendieron a una miseria». Corren malos tiempos para el negocio.

Tablada llorando

Aún así, las exclusivas gordas todavía se pagan con cheques de cinco cifras. Este año, la presa más cotizada es la duquesa de Alba. Si hay boda, claro. «Sería el reportaje mejor pagado del año, seguro», dice Diego Arrabal. No quiere poner cifras porque «es una subasta y las fotos valen lo que las revistas pagan». Pero hay algunos números de referencia. En el caso de posados se han llegado a pagar 700.000 euros –eso dicen que cobraron Lolita y Pablo Durán por la exclusiva de la boda–, pero los robados valen menos. «Con 300.000 euros ya está más que bien», calculan los profesionales del sector. Nada que ver con los precios que manejaban antes. En 1994, Lady Di vino a veranear a Benalmádena. En un descuido se levantó del jardín con el pecho al aire. Cazada. Las fotos se ofrecieron a ‘Hola’, que pagó 200 millones de las antiguas pesetas, un dineral que solo alcanzaría hoy «un ‘topless’ de la princesa Letizia». Claro que no se llegaría a publicar, como tampoco vieron la luz las de la fallecida princesa de Gales porque ‘Hola’ compró las fotos pero para retirarlas del mercado.

Pero volviendo a este verano... Si hay boda, la duquesa no tendrá rival, pero si finalmente no pasa por vicaría habrá que llenar con otra cosa. «El de David Bisbal o Elena Tablada con nueva pareja sería un buenísimo reportaje. Incluso unas fotos de ella llorando». Y también se darían con un canto en los dientes si pillaran a Mariló Montero en bikini. «Este año ella cotiza más que Ana Rosa Quintana, por ejemplo, porque está recién separada, tiene una historia detrás...». Montero, que hasta ahora podía ir a la playa tranquila, va a tener que andar con mil ojos. Y a la que van a dejar tomar el sol tranquila esta vez es a Carmen Lomana. Fue la famosa revelación del año pasado y ‘regaló’ a los paparazzis un ‘topless’ de 10.000 euros. Este año ya no lo vale. Así de caprichoso es este negocio...