MEMORIAS DE LA CALLE

La Avenida Ramón de Carranza

Una vía con muchos años de historia en los que ha visto florecer los comercios del centro histórico de la ciudad

CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Setenta años han pasado por esta avenida. Y, es ahora, cuando con motivo de las obras para la ampliación del ‘parking’ nos ha venido a la memoria. Corría el año 1940 cuando la Avenida Ramón de Carranza presentaba este peculiar aspecto.

El primer nombre que recibió fue el de calle de la Aduana. No sería hasta 1906 cuando, tras efectuarse el derribo de las murallas desde San carlos hasta la Fábrica de Tabacos, recibió el nombre de Isaac Peral. Más tarde volvió a cambiar para conocerse como el Paseo de Canalejas, nombre por el que aún muchos la conocen ya que no sería hasta la década de los años 50 cuando se asentara en el nombre por el que actualmente se la conoce, Avenida Ramón de Carranza.

Tras el derribo de las célebres murallas en su lugar quedó un gran espacio diáfano, debido a que los terrenos que pertenecían al muelle y que estaban próximos a la muralla ya no tenían una verja de por medio con el resto de la ciudad. El cantín del muelle llegaba, por esos años, hasta donde hoy permanece en pie la verja. Lo único es que por esa década se procedió a rellenarla para intentar ganarle todo el terreno posible a la zona que, en la actualidad, ocupa el muelle de Cádiz.

Desde la que es hoy la calle Lázaro Dou quedó una gran explanada donde se construyeron, allá por los años 50, los edificios que aún quedan en pie y que son reclamo para los gaditanos. El Trocadero y el edificio Fénix.

Circos y títeres

Durante muchos, y hasta que se construyó la verja ganándole un poco de terreno al muelle –lo que es hoy la plaza de España– en esa zona de la ciudad es donde se instalaban los circos y los diferentes teatrillos. Aquellas marionetas que tan feliz hacían a los chiquillos y a los que no lo eran tanto. En verano, recuerdo que abrían el cine Bahía, también fue allí donde se instaló el primer Club Náutico que surgió en Cádiz y que aún hoy perdura en La Punta de San Felipe.

Indiscutiblemente la avenida era un lugar más alegre que hoy. con más bullicio y más encanto. Toda la acera, desde la calle Churruca hasta la plaza de San Juan de Dios, estaban instalados multitud de bares y cafeterías que con sus terrazas dotaban a la zona de un gran ambiente y colorido.

Curiosidades

Pero los recuerdos no se quedan ahí. La avenida contó, por esos años, con multitud de curiosidades de todas clases y colores. Muchos recordarán que desde allí salía, todos los veranos, un tren hasta la playa de La Victoria para que todos los gaditanos y visitantes pudieran desplazarse con total comodidad. La parada estaba situada a la altura de donde hoy se encuentra la Oficina de Turismo y tenía un recorrido en el que paraba al llegar a los depósitos de agua, lo que es hoy la avenida Juan Carlos I. Lugar en el que, en la actualidad, se está procediendo a la construcción de la estación de bombeo de La Martona.

Otro recuerdo es el de la celebración del Trofeo, fiesta grande e inolvidable para los gaditanos. Eran otros tiempos, nada tiene que ver con los actuales que se celebran a pie de playa con las barbacoas. Por esos años eran muchos los que venían de fuera de la provincia para disfrutar de nuestra fiesta y decidían quedarse al no contar con los medios necesarios para regresar a sus hogares. Sobre todo sucedía los sábados, después de que acabara el partido de fútbol y es por ello que el Ayuntamiento se animó a instalar unas hamacas para que pudieran descansar, aunque al final la diversión primaba sobre el descanso.

Hay que destacar, además, el remozamiento de todas las fincas que se han efectuado en la avenida desde el año 1977 y en adelante. Edificios en los que se han respetado las fachadas originales, a excepción de la del inmueble de los antiguos sindicatos y de Trabajo, que no fueron respetadas y contaron con un diseño y una fisonomía diferentes.

Pero las reformas no quedaron ahí. Fueron pasando los años y con ellos se alzaron nuevos edificios que dotaron a la avenida de la impronta que hoy perdura. En la actualidad se están realizando nuevas obras que esperemos doten de luz a la zona. Y lo que sería deseable es que, en lugar de tantos bancos y cajas de ahorro, se copara el espacio con bares y restaurantes para dotar a la zona de un ambiente plenamente comercial para darle una nueva vida a las calles del centro.