Editorial

Solución acordada

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l Partido Popular del País Vasco ha sabido afrontar la crisis suscitada por la renuncia de María San Gil a continuar presidiéndolo con apreciable serenidad y prudencia ante una circunstancia que afectaba a la cohesión del PP en el conjunto de España. El acuerdo alcanzado entre sus dirigentes provinciales para secundar la candidatura del concejal de Bilbao Antonio Basagoiti aporta una solución que probablemente contará con amplia anuencia entre la militancia popular. Además, en la medida en que sea capaz de integrar a las personas que se han mostrado más fieles a San Gil, el paso dado por Alonso, Usandizaga y el propio Basagoiti no sólo contribuirá a que una semana antes del congreso de Valencia las aguas se remansen en el Partido Popular en torno al ineludible liderazgo de Mariano Rajoy. Permitirá también que éste inicie su andadura tras su segura reelección con un congreso en el País Vasco, previsto para el 11 de julio, que dé por superada la zozobra en que la retirada de la actual presidenta dejó a los populares en Euskadi. Independientemente de la aptitud y personalidad del designado, mezcla de juventud y experiencia pública, será la capacidad que demuestre Antonio Basagoiti para activar el consenso que logre lo que determinará el futuro inmediato del PP en el País Vasco. Porque si bien la gestión de la crisis puede ser válida para aliviar las heridas generadas en torno a la decisión de San Gil, no será suficiente para que los populares vascos salgan airosos del desafío que, tanto para ellos como para la opción de centro-reformista reivindicada por Rajoy, representan las próximas elecciones autonómicas. Unos comicios que se celebrarán, incluso si se agota la presente legislatura, con el recuerdo inevitable de la reválida socialista en las generales del pasado mes de marzo. Lo que pondrá más a prueba la fortaleza orgánica del PP vasco y, sobre todo, su capacidad para movilizar el voto que ha venido cosechando durante los años de incremento o mantenimiento de su representatividad. Algo que en lo inmediato dependerá de que los populares vascos sean capaces de orientar el debate del congreso de julio en San Sebastián de la misma manera en que deberá hacerlo el PP en Valencia: preocupándose más de las cuestiones que interesan a la ciudadanía que del pulso que mantienen las distintas sensibilidades en su seno.