TERCERA IRRUPCIÓN. El ex presidente del Gobierno Felipe González en la capilla ardiente de Fernando Múgica, asesinado por ETA el 6 de febrero de 1996.
ESPAÑA

ETA vuelve al sabotaje

La banda ha matado a 42 políticos y reventado seis campañas electorales en cuatro décadas de violencia

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La banda terrorista, tras casi cinco años sin ejecutar asesinatos buscados y premeditados, decidió ayer, una vez más, sabotear una campaña electoral con la muerte de un político. Ya lo había hecho en otras cinco ocasiones, en tres campañas para elecciones generales, en dos prolegómenos de autonómicas vascas y en unos comicios municipales.

La primera campaña electoral en la que mató a un político fue la de las segundas elecciones autonómicas vascas, en 1984, con el asesinato del secretario general del PSOE en Guipúzcoa Enrique Casas. Tardó once años en retornar a la macabra estrategia, con el intento de asesinato de José María Aznar, el 19 de mayo de 1995, en puertas de unos comicios municipales.

El tercer sabotaje fue especialmente sangriento. Entre el 6 y el 14 de febrero de 1996 la banda mató a tiros al dirigente socialista Fernando Múgica y al ex presidente del Tribunal Constitucional Francisco Tomás y Valiente pocos días antes de las elecciones generales que dieron al PP su primer triunfo nacional. Cuatro años después, en los comicios que sirvieron para reelegir a Aznar, mataron al socialista Fernando Buesa y a su escolta. El 6 de mayo de 2001, pocos días antes de que se renovase por quinta vez el Gobierno vasco, asesinaron al dirigente popular aragonés Manuel Giménez Abad.

Retroceso

La banda terrorista ha retrocedido ahora seis años para retomar la sangrienta campaña de asesinatos de concejales no nacionalistas, que entre 1995 y 2002 acabó con la vida de 17 ediles y ex concejales del PP, UPN y PSOE. El último político asesinado por ETA fue Juan Priede Pérez, el único edil que en 2002 tenía el PSOE en el ayuntamiento guipuzcoano de Orio.

Priede fue el último concejal asesinado, pero la macabra eliminación de ediles no nacionalistas comenzó el 23 de enero de 1995, con el asesinato en un bar de San Sebastián del concejal popular Gregorio Ordóñez. La estrategia alcanzó las mayores cotas de rechazo y movilización social el 12 de julio de 1997, cuando el jefe etarra Xabier García Gaztelu, 'Txapote', ignorando el clamor popular, ejecutó en un bosque de Lasarte al edil popular de Ermua (Vizcaya) Miguel Ángel Blanco, tras dos días de secuestro.

La enorme repulsa que sucedió a este asesinato, que unió durante meses y sin distinción a todos los partidos excepto Batasuna, no modificó ni un ápice los planes de ETA que, en el año siguiente, asesinó a otros seis ediles antes de declarar una tregua. La última muerte antes del alto el fuego fue la de Manuel Francisco Zamarreño, concejal del PP de Rentería (Guipúzcoa), el 15 de julio de 1998.

Los 18 meses de tregua trampa de la banda terminaron el 21 de enero de 2000 y sólo cinco meses después ETA retomó la campaña contra concejales, con el asesinato, el 4 de junio, del edil popular de Durango (Vizcaya), Jesús María Pedrosa. En los menos de tres años que separan los asesinatos de Pedrosa y Priede, la organización criminal mató a ocho concejales, seis del PP y UPN y dos del PSOE.

Isaías Carrasco es el décimo militante socialista asesinado por ETA. El primero, el 27 de octubre de 1979, es Germán González López y el segundo, en 1984, Enrique Casas, ambos atacados por los Comandos Autónomos Anticapitalistas, un escisión de ETA.

La lista hasta Priede se incrementó con el policía local y militante Vicente Gajate, Fernando Múgica, el ex gobernador civil de Guipúzcoa Juan María Jáuregui, Fernando Buesa, el ex ministro Ernest Lluch, y el concejal de Lasarte, Froilán Elespe. La banda intentó asesinar también sin éxito a otros socialistas. Entre las víctimas más conocidas están el ex consejero vasco José Ramón Rekalde y el cabeza de lista al Congreso por Vizcaya, Eduardo Madina.